Lanzarote, dí­a 4: Puerto del Carmen

Hoy sí­ que ha amanecido encapotao y augura lluvia, así­ que sustituimos el plan mañanero de mercadillo en el pueblo y playa por mercadillo en el pueblo, visita a una tienda con una pinta estupenda para hacer regalos y con unos muebles orientales que quitan el hipo que responde al nombre de Home Zentrum… ¡ojo, la web no dice verdad de lo que tienen!. ¡Qué pena que no hay manera económica de llevarlos a la pení­nsula, porque vaya precios!

Seguimos ruta en el cochuco hasta el final del paseo de Playa Blanca, hasta el Faro de Pechiguera… ¡cómo pega el viento aquí­! Va llegando la hora de comer.

Faro de Pechiguera

Ya en el hotel comemos pronto y descansamos como está mandao, preparamos algunas fotos y decidimos, mientras parece que despeja algo, ir a la playa a pegarnos un baño y estrenar las supergafasdebuceo de nueve euros que Pablo se compró para poder conocer la parte de la isla que queda bajo el mar.

Vamos de nuevo a la playa de ayer, hay 3 personas (con nosotros sumamos cinco), y todo sin reservar. Lo primero chapuzón y luego a secar al sol, luego chapuzón y a secar al sol one more time. Cuando llegan las 18:30h nos parece oportuno ir recogiendo y pasarnos a conocer Puerto del Carmen.

En Puerto del Carmen, nada más aparcar en una explanada que hay cercana al puertecito, vamos mirando los restaurantes para picar algo. Parece que nada nos convence lo suficiente, demasiado orientado al turismo extranjero, así­ que nos paramos a mirar una carta de un Japonés…

Mientras valoramos que es demasiado caro para lo que ofrecen aparece Antonio. ¿Y quién es Antonio? Pues es un nativo que muy amablemente nos aconseja rotundamente pasar en cuarta de ese restaurante e irnos a Arrecife en busca de otro japonés. Como ya de mano nos parece de fiar, le preguntamos que nos recomiende un sitio, haciendo la pregunta que nunca falla (se la inventó Javi, el de Tere): ¿dime dónde irí­as a comer tú?… entonces Antonio se viene arriba y nos lleva directos a la Bodega, un restaurante con un trato exquisito y un género espectacular. Nos enseñaron las cocinas, los congeladores donde despiezan la carne… en fin, una delicia. Y es que resulta que Antonio trabaja en el matadero y sabe de buena tinta la carne que aquí­ se ofrece.

Total, que después de tomarnos algo con Antonio y de que nos enseñe un par de playitas del pueblo y que nos amenice con su presencia hablando de la crisis, de cómo ha afectado en la isla, un poco de polí­tica, otro poco de turismo… nos despedimos presentándonos (un buen final) y bautizándome como Yurena (¡menudas entendederas!).

Nos dirigimos de nuevo al restaurante para pedir algo de cenar. Todos los camareros que nos atienden son una maravilla. Uno de los chicos resulta que es cántabro y se acerca a hablar con nosotros, muy contento de encontrar a gente cercana a su tierra.

Atención a lo que nos zampamos:

IMG_5718Entrantes calientes:

  • Trufas de bacalao sobre crema de tomate confitado (detalle de la casa).
  • Fondue de queso parmesano con brochetas de langostinos y almendras.
  • Trufas de morcilla crujiente sobre lecho de tomate confitado.

Cada bocado era un estallido nuevo en el paladar… un contraste de sabores y texturas, ¡qué rico!

Plato principal para compartir:

  • Entrecot de cebón a la piedra con sal maldon.
  • No hay sitio para el postre.

Chupitos detalle de la casa: probamos el ron miel.

Nos recomiendan volver mañana porque actuará un trí­o canario que creará un ambientillo muy prestoso, donde la clientela del bar se animará a acompañar algún tema. En principio la idea nos congratula pero a ver qué nos deparará el mañana.


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Lanzarote, dí­a 3: Jameos del Agua

Otro dí­a que comienza en el paraí­so… y Lorenzo haciendo las delicias. Desayuno y bikini, camino a alguna playa donde morenear un poco y disfrutar de un baño mañanero. Aprovechamos el GPS para ir marcando las rutas, así­ que aquí­ un ejemplo de dónde poder aparcar el coche y llegar a una cala nudista im-presionante, a la que se llega después de recorrer una playa que también merece mucho la pena, y paticando entre rocas se llega a varios rincones muy í­ntimos, donde la gente es super educada y respetuosa.

pano_papagayo

Nos bañamos, descansamos, hacemos fotos y disfrutamos un montón. Va pasando la mañana y apretando el hambre, así­ que cuando empieza a cascar el sol de lo lindo y ya nuestra piel se resiente, regresamos al hotel para el almuerzo.

Después de comer y descansar un pelí­n, planificamos la tarde. Hoy haremos una de las rutas que marca el mapa para terminar, por la noche, en los Jameos del Agua.

ArrietaTomamos la carretera en dirección noreste, pasamos por varios pueblos de camino, desde Yaiza hasta llegar a Arrieta, pueblecito de pescadores que merece alguna que otra foto. Después continuamos desviándonos hacia Harí­a, donde intentamos encontrar un restaurante en el que cenar, recomendado por Gerardo y Cova… no tuvimos mucha suerte, parece que hay poca gente y los restaurantes están cerrados, así­ que volvemos sobre nuestros pasos hacia los Jameos para intentar cenar en el restaurante del interior.

Llegamos a las 20.30 de la noche, pagamos los 9€ de entrada e intentamos reservar mesa para cenar… está todo completo, pero el amable maí®tre nos avisa de que – si esperamos un poco – habrá suerte. Así­ que decidimos comenzar la visita y maravillarnos con los Jameos con la luz nocturna, la visita al Museo de los Volcanes y los diminutos cangrejos albinos y ciegos.

Al final de la visita nos tomamos algo en el restaurante mientras esperamos la mesa, que ¡por fin llega! Hay pocos platos para elegir (4 entrantes, 4 carnes y 4 pescados, más el postre) pero suficientes para degustar una cena especial.

Nos decantamos por el pastel de cebolla al horno al estilo Lanzarote y un revuelto de salmón, setas y gambas. Como plato principal Pablo elije chipirones rellenos de salsa de langostinos pero ya no quedan, así­ que pide mero con mojo picón. Yo escojo lomo de salmón con salsa de espinacas… ¡qué rico, al recordarlo salivo cual perro de Paulov! Para nuestra sorpresa mientras cenamos comienza un espectáculo de música y baile tí­pico canario. Ahí­ va un ví­deo con una muestra de lo que amenizó la velada.


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Lanzarote, dí­a 2: Playas de Papayago

Los desayunos comienzan a las ocho de la mañana, como queremos aprovechar el dí­a y que el comedor esté tranquilo, madrugamos. El café con leche está muy rico y tienes para elegir en plan huevos con fabas, bacon, salchichas… en fin, a lo bestia… o algo más normalito: churritos, tostadas, bizcocho, fruta, zumos.

Hoy hace un dí­a de restayu, así­ que preparamos la bolsa para ir a Playas Papagayo. Antes, paramos en la primera oficina de Cabrera Medina con la que nos encontramos (cerca del Hotel Iberostar), Juanjo, un mozo mají­simo nos prepara todo el papeleo para poner a nuestra disposición un Corsita (como él nos dice… nos llama la atención lo habitual que es hablar en diminutivo: corsita, rampita, platito…) a la par que hace de informador turí­stico, nos pintarrajea el plano de la isla con un montón de sugerencias. También nos cuenta que él conoce algo de Asturias, en concreto Oviedo y Covadonga.

Playas de Papagayo

El coche es una pasada y las carreteras más de lo mismo, rumbo a Playas Papagayo, pagamos la entrada de 3 eureles para entrar con el coche en espacio protegido. Recalamos en una que es una maravilla, son las diez y media de la mañana, la temperatura es fabulosa, el agua es como en el Caribe y está buení­sima… ¡esto es el paraí­so! Aquí­ nos quedamos, entre chapoteos y secar al sol casi toda la mañana, también oteamos el resto de playucas que hay cercanas, algunas casi mí­nimas… seguro que hay alguna manera de llegar a ellas, sin tener que pagar entrada… más tarde lo averiguaremos.

El GolfoSe acerca la hora de comer, así­ que nos dirigimos al hotel para el almuerzo (hay que sacarle partido al todoincluido). Después de reponer fuerzas, darnos una duchita y descansar un poco, preparamos la tarde.

Iremos en dirección a El Golfo para ver el Charco de los Clicos y Los Hervideros. Creo que con palabras no se puede expresar lo que supone para los ojos ver este paisaje, para muestra unas fotos… que no pueden sustituir el verlos en directo… pero menos es nada. De camino al pueblo pasamos por Las Salinas de Janubio. Llega la hora de la cena, así­ que ¡a cenaaaar!

Los Hervideros


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Lanzarote, dí­a 1: viaje de ida

Esto de subirme a un avión es como ir al dentista… en lugar de ir acostumbrándome, cada vez me pone más nerviosa. Voy a tener que hacer como M.A. Barrakus… ¡qué gran serie El equipo A!.

Playa Blanca, LanzaroteBueno, a las 10.00h. partimos sin demora hacia el aeropuerto de Ranón, con despegue previsto para las 12.10h. Parece ser que en dos horas y media aterrizamos… se cumplen los horarios. Ya con la hora menos, entre que nos recoge el bus y demás, llegamos al Hotel Paradise Island sobre las 15.30h. Los temores de la valoración del hotel, después de haber visto algunas de las opiniones en intersen, nos parecen demasiado exageradas. El apartamento está bien, normal para 3 llaves, buena relación calidad – precio: es amplio, con un par de terrazas muy chulas y la ubicación muy acertada… ahora bien, es un hotel para estar poco tiempo en él… para estar todo el dí­a, el ambiente es parecido a un camping tipo morancos. En fin, que para nosotros, que tenemos la idea de estar el tiempo justo, más que suficiente y económico.

Playa Blanca, LanzaroteComemos algo, unos snacks que nos ofrecen y un poco de pasta que nos hacemos en la cocina del apartamento. Esta tarde aprovecharemos para ver el pueblo: Playa Blanca. Así­ que bajamos caminando desde el hotel hasta el paseo, aprovechamos para fichar las oficinas de alquiler de coches: sin duda, la más económica es Cabrera Medina. Cuando llega la hora de cenar subimos también dando un paseo. Por cierto, las colonias al 50%, ¡vaya precios!

La cena también bastante bien: un buffet muy variado, aunque también demasiado adaptado al turismo extranjero. Luego espectáculo en la discoteca.


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Vacaciones en Parí­s: dí­a 5

Hoy va a ser un dí­a de recordar todo lo que vimos y de ir apuntando todo lo que nos queda por ver, para planificar un nuevo viaje a Parí­s… porque seguro que repetiremos.

Como cada mañana, después del desayuno, pensamos lo que vamos a hacer en el dí­a. Iremos a un mercado que hay a las afueras, en metro hasta Porte de Montreuil, al Marché de Montreuil. Es un mercado enorme (el más grande que visitamos hasta el momento) con muchos tenderetes de ropa y zapatos, auténticas gangas en calzado deportivo de diferentes marcas (que se lo digan a Pablo, menudas Le Coq Sportif que se agenció el chavalí­n).

También hay una parte especí­fica de cosas de segunda mano: ordenadores, cámaras de fotos, muebles, maletas, portarretratos con fotos de gente… y como no, también pelucas usadas… que yo me pregunto ¿cuánto de desesperado hay que estar para ponerse semejante «cosa» en la cabeza? Porque hay que verlas, de verdad.

Carrousel en las Tullerí­as

Disfrutamos mucho del gentí­o y del mogollón de tenderetes, se hací­a eterno. Cuando ya llegaba la hora de comer fuimos hasta el Carrefour cercano, situado en unos grandes almacenes que se encuentran al cruzar la calle del mercado y lo más rápido que pudimos nos compramos algo para comer tranquilamente en Tullerí­as. Así­ fue, desde la estación de metro de Porte de Montreuil nos bajamos en Tullerí­es para comer sentados a la sombra de un inmenso árbol, cerca de una enorme fuente, disfrutando de la brisuca que de vez en cuando nos refrescaba. Después del postre incluso dormitamos un poco, ¡qué felicidad!.

Sacré CÅ“urDespués de la siesta parisina nos acercamos caminando hasta el hotel para cambiarnos y volver por la tarde a Montmatre. Hoy (sábado) estaba especialmente abarrotado de gente, pero como ya nos sabemos las callejuelas menos transitadas, nos dedicamos a pasear tranquilamente, al ponerse el sol. Aprovechamos para cenar en un parque situado a los pies del Sacré Coeur, y donde una familia indú se lo pasaba en grande.

Paseo de despedida desde Montmatre hasta Rue Trevisse. Mañana el despertador sonará a las tres de la mañana, nos recogen para ir al aeropuerto a las cuatro de la mañana.

Vacaciones en Parí­s: dí­a 4

16/07/2010

Folies BergereAprovechamos que el hotel está muy cerca del Folies Bergere para ir a echarle un vistazo. Después nos dirigimos al metro hasta la estación Saint-Germain-des-Pres para ir en busca del mercado de Saint-Sulpice. í‰ste no nos convenció mucho, eran más bien unas galerí­as comerciales, con peluquerí­as, tiendas, pero nada especial.

Visitamos los Jardines de Luxemburgo y el Palais du Luxemburg, aquí­ descansamos un poco y disfrutamos de los niños con los barquitos de alquiler, después dirigimos nuestros pasos hacia el Panteón.

Luego nos dirigimos hacia el Mercado Place du Monge, muy mercadillo de barrio: fulares, fundas de cojí­n muy variadas y a muy buen precio, abalorios, pulseras, anillos, también tiene una parte destinada a comida e incluso una pequeña zona con muebles antiguos. Nos gustó mucho y compramos muchas cosas, entre ellas una máscara africana a un señor muy amable, con el que nos entendimos gracias a los enormes esfuerzos que hicimos por ambas partes: nosotros ni papa de francés, él nada de inglés y por supuesto de castellano… pero triunfó el lenguaje universal de los gestos, el lápiz y el papel.

Nos bajamos en la estación Gare de l’Est para ver su estructura desde fuera y luego fuimos hasta el Mercado de Saint-Quentin.

Torre EiffelVa apretando el hambre, así­ que tomamos el Metro Place du Monge hasta la estación Gare de l’Est para hacer transbordo hasta Cadet y disfrutar de un menú japonés, como no en el restaurante del barrio: Fuji Sushi, encantadoras las chicas que atienden y magní­fico sushi. Con la barriga llena y encantados decidimos dar un paseo y terminar algunas de las compras que nos quedan pendientes, así­ que vamos hasta el Mercado de la place de la Bourse, muy pequeñito, pero donde hay mercancí­a que «tiene un pase», aquí­ entablamos conversación con un chico que vende libros, medio castellano-inglés-francés, charlamos un rato y nos agenciamos un libro de Astérix y Obélix, versión francés, con unas ilustraciones muy chulas.

Seguimos caminando hasta la Rue du Quatre Septembre, aquí­ en una tienda de souvenirs (de las mejores con las que nos hemos topado y – por cierto – con un dependiente de lo más risueño) compramos afiches (mucha variedad donde elegir) y un termómetro con motivos tí­picos de aquí­, una chulada (lucirá en las paredes de Novellana).

Seguimos disfrutando del buen dí­a, y por casualidad nos topamos con un centro comercial enorme, exclusivo de tiendas de juguetes, el Boulevard des Capulines, las delicias de cualquier «chupetí­n», intentamos encontrar algo significativo para Pablí­n… pero Gormitis, Bakugan y Playmovil abarrotan las tiendas… nada que no podamos encontrar aquí­… así­ que nada, seguimos hacia el Boulevard des Italiens, el Passage Jouffroy y el Passage Verdeau, galerí­as chulí­simas con tiendas de muebles, libros y antigí¼edades.

Toca refrescarse en el Hotel Le Havane y planificar el resto del dí­a: así­ que tomamos de nuevo el Metro en Cadet hasta la estación Invalides, para visitar como no, Invalides y la Torre Eiffel. Llevamos la cena preparada para degustarla a los pies de la torre, queremos disfrutar del espectáculo de luz. Para nuestra sorpresa conocemos a Youri (una mezcla entre Bustamante con atuendo de Tom Cruise en Top Gun) que prepara el altavoz, la guitarra y demás parafernalia para dar un concierto. Se toma su tiempo, así­ que intentamos adivinar el repertorio… ¡no damos una! Youri nos sorprende para bien, además, estamos en primera lí­nea, la gente comienza a arremolinarse a su alrededor y en un momento, crea un ambiente total, tiene canciones de todos los paí­ses, así­ que cantamos y damos palmas al ritmo de «La Bamba» (¡qué tiempos cuando hice el playback en el catecismo con ocho añitos!). ¡Menudo recuerdo que nos llevamos gracias a Youri!

Otro dí­a que va tocando a su fin, tomamos el metro en la estación í‰cole Militaire hasta Cadet.

Vacaciones en Parí­s: dí­a 3

mercadillo en el Boulevard Richard LenoirDurante la mañana de este dí­a ha tocado recorrer más mercadillos, saliendo en metro desde la estación Cadet hasta la estación Bréguet Sabin, haciendo transbordo en Gare de l’Est, nos dirigimos hacia el primer mercadillo en el Boulevard Richard Lenoir. Hay multitud de tenderetes, muy variados y baratos. Después de ir y venir, y de goliflar todo-todo, nos agenciamos con algunos regalucos: entre ellos un conjunto de gargantilla y brazalete que lucirá tita Pali como está mandao.

De ahí­, caminando a lo largo del Boulevard Voltaire hasta la Place de la Republique, por casualidad nos encontramos con el Mercado de l’Enfants Rouges, fundamentalmente de comida, con variedad de diferentes paí­ses, si llegas con hambre, es un buen lugar para llenar el buche y a buen precio.

Seguimos recorriendo calles en busca del Mercado de Temple (Carreau du Temple), en la Rue Perrée, ¡por fin lo encontramos!. Una estructura metálica de color azulón, con cubierta de cristal. Nos llevamos el chasco cuando al llegar vemos que está en obras… así­ que, una vez más, habrá que repetir viaje para disfrutar de él en otro momento. Ahora, leyendo la Guí­a del Trotamundos (una de nuestras compañeras de viaje, junto con la National Geographic, que Rebeca y Juan nos prestaron) veo que apunta que un despacho de arquitectos es el encargado de realizar el proyecto Espacio para todos, decidido por los vecinos del distrito para actividades deportivas, culturales y económicas y que las obras finalizarán en 2013.

Panorámica desde el Sacré CÅ“ur

Muy cerca se encuentra ubicado el Centro Cultural Pompidou, aprovechamos para acercarnos y hacer algunas fotos… es la hora de comer, así­ que intentamos encontrar la estación de metro más cercana. Llegamos a í‰tiene Marcel, pasando antes por St. Eustache y el Mercado de Les Halles, también muy variado a lo largo de la calle: sobre todo mucha fruta (por lo menos a esta hora del dí­a, ya es algo tarde) y una tienda exclusiva de Le Coq Sportif (que si la pillas en rebajas merece mucho la pena). Nos bajamos en Cadet para ir a comer el menú al Restaurante Japonés Fuji Sushi, en la Rue de Chí¢teaudun, deliciosos menús a muy buen precio (12,50 eureles) donde puedes degustar sushi maki california hasta que te salga por las orejas.

4 Rue des Saules, Paris, FranceDespués de comer, pasamos por el hotel para darnos una ducha rápida y acercarnos hasta Montmatre. Está abarrotado de gente… ¡demasiado, sobre todo la Place du Tertre! Pero como queremos pasear por este lugar tan lleno de buenas vibraciones, optamos por hacer una ruta alternativa que plantea la Guí­a del Trota, precisamente para evitar el gentí­o: enfilamos por rue Saint-Rustique, rue des Saules, rue de l’Abreuvoir, la allée des Brouillards (donde Renoir ocupó durante algún tiempo un pabellón en el nº 8 de la alameda) y donde se pasa cerca de la Place Dalida, seguro que conoces una de sus canciones… ¡acertaste!: Paroles

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Rue D'OrchampsPasamos por la Avenue Junot y por el Moulin de la Galette (en la esquina de las rues Girardon y Lepic). Encaminamos nuestros pasos hacia rue des Saules para mirar el Cabaret Le Lapin Agile.

Seguimos por la Rue Lepic, Van Gogh vivió en el nº 56 y más abajo foto obligada (por lo menos para mí­) al Café des Deux-Moulins, escenario donde Amélie cambió nuestra vida. Nos dirigimos al barrio Pillage, repleto de locales con cortinas de terciopelo rojo. Seguimos bajando las calles, pasamos frente al Moulin Rouge (más fotos aprovechando además que empieza a oscurecer). Y con nuestras rodillas flaqueando nos vamos a cenar. Mañana mucho más.

Vacaciones en Parí­s: dí­a 2

14/07/2010

El despertador suena a las 8 de la mañana, remoloneamos un poco antes de bajar a tomar el desayuno (café, tostadas, croissants, zumo, yogurt, huevo cocido, cereales…) todo delicioso. Con energí­a planificamos la ruta para este dí­a, 14 de Julio, aniversario de la Toma de la Bastilla, Fiesta Nacional.

Le marche d'AligreTomamos el metro de nuevo en Cadet para ir hasta un mercadillo de 2ª mano, pequeño, situado en la Place d’Aligre. Hoy hay un 70% de probabilidades de lluvia, el cielo está bastante negro, pero aún así­ los tenderetes mantienen sus mercancí­as. Aquí­ puedes encontrar desde pamelas hasta pelucas de 2ª mano, pasando por ropa, libros… de todo. Como recuerdo nos llevamos una revista, «Le petit echo de la mode», donde aparecen dibujos chulí­simos de lo que se llevaba en 1932, sobre fondo sepia. Empiezan a sobrevolar el cielo multitud de aviones que se dirigen hacia los Campos Elí­seos donde empezará el desfile militar.

El cielo sigue amenazando lluvia así­ que – tras recorrer todo el mercado y la calle de los tenderetes con frutas impresionantes – nos vamos a la estación de metro para dirigirnos hacia la íŽle de la Cité y ver la Catedral de Notre Dame. Antes de llegar, en el puente de Saint-Louis, nos paramos a disfrutar de unos músicos que son una maravilla.

Catedral de Notre DameCada vez está más frí­o y empiezan a caer una gotas tremendas, nos pilla de pleno el chaparrón (atuendo: camiseta de tirantes, falda corta y chanclas… no se puede ir más apropiada para un dí­a de tormenta). Intentamos encontrar como sea un paraguas para quitar lo peor y lo encontramos en una tienda de souvenirs muy chula (en esta isla la mayorí­a de las tiendas merecen la pena). Aquí­ aprovechamos para llevarnos unas láminas de recuerdo (Notre Dame, Montmartre y Moulin Rouge) mientras disfrutamos del aguacero y de las gárgolas de la catedral que no dan abasto con el agua.

A ritmo de chof-chof en los pies, cogemos la estación de metro más cercana para ir al hotel y cambiarnos de ropa. Para la tarde será mejor pantalón, calcetines y playeros resistentes. Comemos tranquilamente en el hotel y dormimos la siesta, estamos destemplados, los pies molidos de las caminatas y un poco cansados… Además, sigue lloviendo, no hay mejor excusa para disfrutar de una buena siesta.

Por la tarde, recorremos los Campos Elí­seos, desde la Plaza de la Concordia hasta el Arco del Triunfo. Luego bajamos por la Avenida de Iéna hasta el Trocadero. Nos sorprende el despliegue policial que hay y el constante ir y venir de la gente, las bandadas de personas que llegan de todos lados a la plaza, con bolsas con la cena, nos llama la atención pero no sabemos a qué se debe. Conseguimos averiguar que a las 21:00h comenzarán los fuegos artificiales que pondrán broche a la Fiesta Nacional. Tenemos ganas de cenar pero son las 20:30h, así­ que esperaremos. Nos dieron las nueve, las nueve y media, las diez… empezamos a pensar que la información que nos habí­an dado no era muy fiable: igual los fuegos no empezaban a las nueve, mientras tanto la fame iba en aumento (creciendo proporcionalmente a la mala leche)… Finalmente, a las once de la noche, la Torre Eiffel comienza a parpadear con luces augurando el comienzo de la traca… ¡por fin! Un festival de luz y color inunda la Plaza de Trocadero entre aplausos, silbidos y ví­tores del gentí­o. A las once y media consideramos que es hora de llenar el buche, así­ que nos vamos al metro, que se encuentra flanqueado por fornidos policí­as y perros, los cuales van dejándonos pasar por tandas para no colapsar el transporte. Un nuevo dí­a que finaliza.

Vacaciones en Parí­s: dí­a 1

Martes, 13/07/2010

Después de dejar la maleta preparada ayer por la noche e intentar descansar lo máximo posible, nos levantamos a las siete de la mañana para llegar con tiempo al aeropuerto, no vaya a se que despegue sin nosotros. Javi llega puntualí­simo a recogernos y nerviosos nos dirigimos a Ranón, despegue previsto para las 10:15h.

Llegamos al aeropuerto Chales de Gaulle con puntualidad inglesa y un amable monsieur nos acerca hasta el Hotel Le Havane en la Rue Trevise. Comienza el callejeo.

Con calzado cómodo y ropa fresca, encaminamos nuestros pasos hacia la Rue La Fayette, enorme y repleta de gente, donde visitamos –¡como no!- las Galerí­as Lafayette. Obligatorio entrar en el edificio de la Cúpula y hacer una foto… por lo demás, muchas cosas, mucha gente y encima, en rebajas… Si no te gusta la aglomeración, visita rápida y a patear. Muy cerca está la Opéra Garnier. Cuidado al cruzar la calle: corres el riesgo de ser atropellado por una bici, una vespa, un bus turí­stico… Consejo: espera a que cruce alguien y te pones detrás, usándolo a modo de parapeto. Continuamos el camino por la Rue de la Paix hasta la Place Vendome. Multitud de joyerí­as y escaparates (Cartier, Chanel… ¡qué bonito es soñar!), y donde también se ubica el Hotel Ritz.

Museo del Louvre desde las Tullerí­asA continuación, cruzamos la Rue Rivoli y descansamos en el Jardí­n de las Tullerí­as, que como mañana es la fiesta nacional está repleto de barracas. En esta parada disfrutamos de la sobra de los árboles, de las prácticas sillas disponibles para tomar un respiro y de estar rodeada de edificios impresionantes. Seguimos el recorrido cruzando el Pont Royal hacia el Museo d’Orsay; son las 18:00h, ya está cerrado, así­ que lo dejaremos para otra vez. Mientras tanto, disfrutamos de una pareja de chicos que hacen las delicias de los turistas con sus patines.

Volvemos a cruzar el Sena por la Pasarelle Solferino y nos dirigimos al Museo del Louvre (foto tí­pica). Es apabullante, la visita la dejaremos para la próxima vez que vengamos Parí­s, tenemos pocos dí­as y priorizaremos callejear… quedará pendiente.

Intentamos deshacer el camino andado, esta vez por la Avenida de l’Opéra, la Rue du Quatre Septembre y de nuevo la Rue La Fayette, girando a la derecha en la Rue Trevise de regreso al hotel.

Canal Saint-MartinUna duchita en agua frí­a para refrescarnos e intentar liberarnos de los 30º de la habitación y vuelta a la calle. Ahora tomamos el metro en la estación Cadet (muy cercana al hotel) haciendo transbordo en Gare de l’Est hasta Bastille. Es la ví­spera de la Fiesta Nacional, suponemos que habrá ambientillo y acertamos. Cansados y contentos vemos como va finalizando este primer dí­a parisino. Mañana más.

Versiones

¿Quién no rumbeó en alguna ocasión esta versión de «Hotel California» de Gipsy Kings? ¿Y quién no cantó a la par la letra, zapateando y dándole a las palmas?

Bueno, pues propongo seguir la letra con detenimiento mientras escuchas la canción, la verdad es que resulta un interesante ejercicio de concentración. Si después de hacerlo alguien consigue entender lo que aquí­ se cuenta, le agradecerí­a que hiciese algún comentario.

[audio:http://www.goear.com/files/sst4/mp3files/29042008/e631d8d97857ecee5582a0dfaaa91b4e.mp3]

Por el camino del desierto
El viento me despeina
Sube el aroma de colita
Luna, luna de ladie
Ella de lo lejos
Una luz centela
La idea de mi están
debí­ por en la noche

Ella estaba en la entrada
Y las campanas ya sonar
Y me dijo yo a mi mismo
Que esto podó del cielo
Ella enciende una vela
Y muestra del camino
Soy voces de corriedor
Y yo entendí­ que dicién

Bienvenido a the Hotel California
Such a lovely place
Such a lovely place

Bienvenido a Hotel California
Such a lovely place
Such a lovely place

Ella a lo lado que brillaba
En una Mercedes
Rodeá e chicos guapos
E ella llama me amigo
Cuando vaya al espacio
Perfuma de verano
Aquel era pa recordar
Y otra para olvidar

Le pide el capitán
Que sirva el vino
Y me dijo no amor
Tenido este alcohol
De este sentí­ de nueve
Las voces que llamando
De este yo a despertán
La noche para decir

Bienvenido a Hotel California
Such a lovely place
Such a lovely place

Bienvenido a Hotel California
Such a lovely place
Such a lovely place

El espejo en el techo
Champana en el hielo
Y ella dijo: somos todos prisioneros
Y en los cuartos principales
Hacen su siesta
Atacá a la bestia con sus puñales
Pero no la logran matar

Mi ultimo recuerdo
Corrí­ a encender la puerta
Debió un corte en el camino
Por donde habí­a llegado
«Relax» le indica el portero
Por eso no le recibí­
Poder salir cuando quiere
Pero nunca ha de partir

Bienvenido a Hotel California
Such a lovely place
Such a lovely place

Bienvenido a Hotel California
Such a lovely place
Such a lovely place

Letra «Hotel California»
Interpretada por Gipsy Kings

Jurarí­a que utilizaron el traductor de Google si no fuera porque en 1990 aún no existí­a. Eso sí­… ¡qué gran tema! Olé y olé.

Penúltimo dí­a de fraggle viajera

Alice'sEl viernes, 21/11/2008, supuso el último dí­a de nuestra escapada (en realidad volamos el sábado, pero ese dí­a ya no contaba) así­ que decidimos visitar a primera hora de la mañana Notting Hill y su famoso mercadillo. Un montón de tiendas muy chulas y también mercadillo con ropa molona… pero en la maleta a estas alturas ya no quedaba espacio ni para una camiseta más… así­ que, apesadumbradas, decidimos planificar un nuevo viaje (con maletas de mayor tamaño) para poder acaparar más trapitos.

Después de callejear por Notting Hill, nos dirigimos a visitar la Torre de Londres y comer tranquilamente cerca del rí­o Tamesis.

Sobre el puente

Tower BridgeFue un dí­a tranquilo, relajado y de repaso de lo mucho que habí­amos disfrutado… y si era de repaso… ¡tacháaaan! no podí­a faltar callejeo again por Oxford Street y por favor (Maite, no te rí­as) visita a Primark, como si aquí­ cerca (vamos, como a unos 30 km, más o menos) no hubiese uno parecido. ¡Pues no!, la tienda de Oxford no tiene nada que ver con la de Oviedo, dónde va a parar (¿eh, Cris?), y perseguir con disimulo a una lugareña mientras se prueba una chupilla de 5 libras, supercuca y que me habí­a probado el dí­a anterior (quedándome fenomenal a la par que estilosa), esperando a que la soltase, no tiene precio y es muchí­simo más emocionante que hacer eso mismo aquí­. Por cierto, finalmente comprobó -la susodicha- que para nada era su estilo, y tras deshacerse de ella tirándola con desdén sobre un montón de prendas, allí­ me lancé a por la cazadora, como la que no quiere la cosa (¡prueba superada!)

Bueno, pues el dí­a iba llegando a su fin, así­ que no tuvimos más opción que volver al chigre, que a estas alturas ya era de confianza, para tomarnos algo y poner el despertador a las seis de la mañana, previo sorteo de a quién le tocaba madrugar más para entrar en la ducha.