Hoy sà que ha amanecido encapotao y augura lluvia, asà que sustituimos el plan mañanero de mercadillo en el pueblo y playa por mercadillo en el pueblo, visita a una tienda con una pinta estupenda para hacer regalos y con unos muebles orientales que quitan el hipo que responde al nombre de Home Zentrum… ¡ojo, la web no dice verdad de lo que tienen!. ¡Qué pena que no hay manera económica de llevarlos a la penÃnsula, porque vaya precios!
Seguimos ruta en el cochuco hasta el final del paseo de Playa Blanca, hasta el Faro de Pechiguera… ¡cómo pega el viento aquÃ! Va llegando la hora de comer.
Ya en el hotel comemos pronto y descansamos como está mandao, preparamos algunas fotos y decidimos, mientras parece que despeja algo, ir a la playa a pegarnos un baño y estrenar las supergafasdebuceo de nueve euros que Pablo se compró para poder conocer la parte de la isla que queda bajo el mar.
Vamos de nuevo a la playa de ayer, hay 3 personas (con nosotros sumamos cinco), y todo sin reservar. Lo primero chapuzón y luego a secar al sol, luego chapuzón y a secar al sol one more time. Cuando llegan las 18:30h nos parece oportuno ir recogiendo y pasarnos a conocer Puerto del Carmen.
En Puerto del Carmen, nada más aparcar en una explanada que hay cercana al puertecito, vamos mirando los restaurantes para picar algo. Parece que nada nos convence lo suficiente, demasiado orientado al turismo extranjero, asà que nos paramos a mirar una carta de un Japonés…
Mientras valoramos que es demasiado caro para lo que ofrecen aparece Antonio. ¿Y quién es Antonio? Pues es un nativo que muy amablemente nos aconseja rotundamente pasar en cuarta de ese restaurante e irnos a Arrecife en busca de otro japonés. Como ya de mano nos parece de fiar, le preguntamos que nos recomiende un sitio, haciendo la pregunta que nunca falla (se la inventó Javi, el de Tere): ¿dime dónde irÃas a comer tú?… entonces Antonio se viene arriba y nos lleva directos a la Bodega, un restaurante con un trato exquisito y un género espectacular. Nos enseñaron las cocinas, los congeladores donde despiezan la carne… en fin, una delicia. Y es que resulta que Antonio trabaja en el matadero y sabe de buena tinta la carne que aquà se ofrece.
Total, que después de tomarnos algo con Antonio y de que nos enseñe un par de playitas del pueblo y que nos amenice con su presencia hablando de la crisis, de cómo ha afectado en la isla, un poco de polÃtica, otro poco de turismo… nos despedimos presentándonos (un buen final) y bautizándome como Yurena (¡menudas entendederas!).
Nos dirigimos de nuevo al restaurante para pedir algo de cenar. Todos los camareros que nos atienden son una maravilla. Uno de los chicos resulta que es cántabro y se acerca a hablar con nosotros, muy contento de encontrar a gente cercana a su tierra.
Atención a lo que nos zampamos:
- Trufas de bacalao sobre crema de tomate confitado (detalle de la casa).
- Fondue de queso parmesano con brochetas de langostinos y almendras.
- Trufas de morcilla crujiente sobre lecho de tomate confitado.
Cada bocado era un estallido nuevo en el paladar… un contraste de sabores y texturas, ¡qué rico!
Plato principal para compartir:
- Entrecot de cebón a la piedra con sal maldon.
- No hay sitio para el postre.
Chupitos detalle de la casa: probamos el ron miel.
Nos recomiendan volver mañana porque actuará un trÃo canario que creará un ambientillo muy prestoso, donde la clientela del bar se animará a acompañar algún tema. En principio la idea nos congratula pero a ver qué nos deparará el mañana.
Ver Lanzarote, dÃa 4 en un mapa más grande
¡Ayyy!. Una teletransportación ahora era lo suyo. ¡Disfrutad, soperracos!.