Greenwich

El cuarto dí­a en Londres, el jueves 20/11/2008, lo dedicamos a recorrer Greenwich.

GreenwichTras un viaje en metro llegamos al Mercado de Greenwich donde pudimos disfrutar de un ambiente muy acogedor. Varios tenderetes con artí­culos de 2ª mano, la mayorí­a de ellos muy antiguos, hicieron nuestras delicias. Cris se compró un plato pequeño, de cerámica, pintado a mano superchulo y una versión antigua del libro de Charles Darwin titulado Viaje en el Beagle, menuda maravilla.

Seguimos recorriendo los puestos y encontramos más caxigalinas por aquí­ y por allá, y entre ellas un proyector de diapositivas de 1930 que no pude resistir la tentación de traer, eso sí­, me dio el dí­a porque tuve que cargar con él hasta llegar al hotel por la noche.

Panorámica desde el observatorio de Greenwich

Después, recorrimos un parque inmenso, donde las ardillas de color plateado se apelotonaban alrededor nuestro, incluso hubo momentos en los que temí­ por nuestro pellejo. Era como en una pelí­cula de zombis, donde podí­an oler sangre fresca y a tropel se abalanzaban sobre nosotras. Bueno, este parque finalizaba en el Meridiano de Greenwich, ¡qué ilusión!. Fotos y más fotos.

Spaghetti with MusselDesfallecidas por el hambre y el frí­o, nos fuimos a un italiano a comer algo calentí­n. De menú: fetuccini para Tere; lasagna para mí­ y espaguetti con mejillones (aunque los pedimos pensando que eran gambas, porque no nos aclarábamos con la carta y porque las indicaciones con las manos de la camarera describieron claramente la forma de una gamba) para Cris.

En la lí­nea DRL del metro regresamos a Victoria Station, donde aprovechamos para comprar cafés y tés de sabores; chocolates y demás manjares.

El dí­a de hoy terminó con al visita al Tate Museum, donde la sala estrella era la dedicada a Francis Bacon.

Como de costumbre, camino al hotel nos tomamos una cerve en St. George Tavern, donde tuvimos la suerte de disfrutar de un pequeño concierto de un joven mozalbete versionando temas muy interesantes, entre ellos varios de «The Police«

Dí­a 3: Camden Town

El miércoles, 19 de noviembre, fue un dí­a monotemático: Camden Town exclusivamente… Uff, ¡qué emoción!

Esa mañana nos tomamos el desayuno con más calma, el metro (the tube) nos llevarí­a hasta Camden y estaba cerca. Así­ que, aunque Tere y Cris se mantuvieron fieles al desayuno continental, yo me atreví­ con el english breakfast (café con leche, huevo, salchicha, bacon y tostadas, las salsas al gusto), me sentó fenomenal.

Girls kick assEl mercado de Camden Town es espectacular: multitud de tenderetes en las calles, numerosas tiendas con artí­culos de lo más extravagante, abrigos y cazadoras de todas las formas y colores, bolsos para quitar el hipo, pellizas de segunda mano (Loli me estará eternamente agradecida de la chupilla que le traje, el invierno será más llevadero ahora) incluso quedaban algunas pequeñas tiendas con muebles antiguos, las que se salvaron del incendio del 10 de febrero de este año.

Camden Town. Panorámica

El ambientillo era especial: un montón de gente con un montón de estilos diferentes y muy currados, aunque se podí­a caminar con tranquilidad y ver las tiendas sin agobios, se notaba que era miércoles (parece ser que los fines de semana es tremendo). Camden es otro mundo que merece la pena conocer y disfrutar.

Camden LockCompramos un montón de cosas: vestidos, chaquetones, láminas, cojines, un par de pellizas, camisetas, complementos… y nos tuvimos que frenar porque ya no podí­amos con las bolsas. Además, algunas cosas estaban muy, pero que muy bien de precio. Al medio dí­a nos fuimos a engullir (más que nada para no perder mucho tiempo) en un espacio reservado donde puedes llevarte la comida que puedes comprar en la infinidad de puestos de varios paí­ses que hay; incluso encontramos uno especializado en paellas donde sonaba a todo lo que daba el último hit de Los Chichos, y donde no pudimos resistirnos a la tentación de tararear la melodí­a y dar palmas al más estilo andaluz, tracatrá (con giro de pie incluido para mover con gracia la bata de cola de lunares). Toda la mañana y toda la tarde y nos quedaron cosas por ver, así­ que no nos quedará más remedio que repetir, ¡qué se le va a hacer!

Segundo dí­a londinense

A las 6.45h. del 18 de noviembre suena el despertador y nos vamos poniendo en marcha para llegar al bar donde desayunamos a las 7.30h. En él nos dan la opción de english breakfast o continental. Hoy nos decantamos por el continental (zumo de naranja, croissant, tres tostadas, mantequilla, mermelada, y café con leche). Repletas de energí­a, comenzamos el dí­a.

Monumento a la reina VictoriaEl plan de hoy empieza recorriendo las calles hasta Victoria Station y de allí­ hasta la visita y foto, obligada, en el Buckingham Palace. De ahí­ nos dirigimos a pasear por Hyde Park, pasando por Wellington Arch.

Tras cruzar todo el parque nos dirigimos con muchas ganas a Oxford Street, donde comenzamos a hacer algunas compras y a regalear. A mediodí­a, descansamos tomándonos un delicioso Starbucks Coffee.

Dulces en Covent GardenSeguimos pateando la enorme e interminable calle, mezclándonos con la gente que va a diferentes ritmos. Mientras espero que Tere y Cris compren algunas cosas en una tienda de deportes, espero sentada en una parada de bus, estoy encantada viendo pasar a la gente y me hace pensar lo diferente que es la rutina aquí­ y lo enriquecedor que es vivir esta experiencia.

Nuestro siguiente destino es Covent Garden, un mercadillo supercuco, como de cuento, con unos tenderetes guapí­simos, música en la calle y juegos de malabares, me quedo sin palabras.

Underground - Piccadilly CircusNuestras patucas empiezan a resentirse, pero aún nos queda mucho por ver, así­ que encaminamos nuestros pies hacia Picadilly Circus. A pesar de haber mucha luz aún y no nos ciegan las numerosas luces de la plaza, es una zona espectacular. Así­ que seguimos haciendo muchas fotos para recordar este momento.

Tomamos una de las calles que bajan y nos dirigimos hacia Trafalgar Square, parando antes a tomarnos algo en una cafeterí­a a descansar un poco. En Trafalgar Square hacemos más y más fotos, está repleto de personas haciendo lo mismo. Aún nos quedan unos pocos minutos de luz. Así­ que, el camino de regreso al hotel lo hacemos pasando por Downing Street (donde está la residencia oficial del Primer Ministro del Reino Unido), el Big Ben (aunque lo visitaremos con mayor detenimiento otro dí­a) y la Abadí­a de Westminster.

Cansadas y muy emocionadas de este dí­a, llegamos al hotel a reponer fuerzas y a darnos una ducha reparadora. Luego, cerveza en la tasquilla cercana al hotel.

Rumbo a Londres

AviónEl lunes, 17/11/2008, Tere, Cris y yo, nos reunimos en el aeropuerto de Ranón nerviosas y excesivamente puntuales. A las 13.30h. facturamos, con la esperanza de que nuestras maletas fuesen tratadas con mimo (que se lo pregunten a Tere) y nos fuimos a comer algo a la cafeterí­a, mirando el reloj cada poco. A las 15.00h. embarcamos y a las 15.30h. ya estábamos por encima de las nubes. El despegue de vértigo, una vez estabilizadas la sensación de mareo me acompañó prácticamente todo el vuelo, con taponamiento y zumbido de oí­dos incluido, total que apenas pude interactuar con mis primas, iba en plan «no me chilles que no te veo». Asi que opté por flipar con la vista que habí­a desde la ventanilla, espectacular sobrevolar las nubes, cielo despejado y sol sobre nosotras. Mientras tanto recuerdo el último capí­tulo de la serie BSG cuando descubrieron The Earth.

Noria de nocheA las 16.30h. (hora inglesa) aterrizamos, ole ole por el piloto. En Londres ya era noche cerrada. Entre recoger las maletas, sacar billete de bus y recorrer el tramo hasta la Estación Victoria, nos quedaba poco dí­a para aprovechar. Después de dejar las maletas en el Hotel St. Georges (en el 25 de Belgrave Road, Victoria), callejeamos un poco la zona cercana y nos tomamos una supercerve negra Guiness en una taverna cercana – llamada también Tavern St. George -, de la que nos hicimos asiduas clientas durante nuestra estancia, y donde planificamos el dí­a siguiente.

Ya de vuelta al hotel nos hicimos nuestra tí­pica cena particular junto con un cafetí­n, rico rico que Tere nos preparó con mucho esmero. Al dí­a siguiente, a las siete y media de la mañana en pie para desayunar.

El hotel fenomenal, para repetir: a pesar del excesivo calor de la calefacción y de la moqueta atrapatodoloquecaesobreella el trato fue sensacional, la habitación tení­a un balcón impresionante, y la cafeteruca con el café, la leche y el té nos dió la vida después del dí­a agotador.

Fin del moreneo

El verano está dando sus últimos coletazos y el sol, por la mañana, ya no calienta tanto, el ambiente está más fresquito y obliga, a las más frioleras, a dejar las chanclas en el cajón y sacar el fular. A la playa se va a pasear – ya no merece la pena ponerse a tostar «vuelta y vuelta» – y a disfrutar de la puesta de sol con chaqueta y pantalón largo… lo de mojar los pinreles es opcional.

Todo apunta a que la rutina otoñal está tocando a la puerta: menos verbenas, menos moreneo, menos dí­as de vacaciones, más trabajo… el sonido del despertador intenta, de nuevo, convertirse en algo cotidiano a lo que – no queda otra – hay que acostumbrarse.

Faro de San Juan

En la foto, una vista del faro de San Juan de Nieva desde la playa de Salinas, uno de estos dí­as por la tarde en el que Lorenzo se ve más lejos y apenas hay bañistas, tumbonas o toallas de todos los colores sembrando la arena. Sirva esta postal de despedida del verano y bienvenida de una nueva rutina.

Hotelandgo.com

Este post estaba pendiente desde el viaje a La Rioja. Quedamos tan contentos con el alojamiento encontrado, a última hora, que merece una mención a parte.

hotelandgo.comEl hotel se llama hotelandgo Miranda: agradable y completa atención (incluso por teléfono, desde la reserva) ofreciendo varias posibilidades; amplia habitación con baño completo; muy luminosa; con televisión de plasma; aire acondicionado para manejar desde el cuarto; servicio de habitación diario; diseño moderno (tipo ikea) y ningún cajón o armario, lo que facilitaba el vistazo rápido y evitaba la opción de que se olvidase algo en ella. Además, no hay horario de entrada o salida, la puerta principal del hotel se abre con la tarjeta de la habitación, así­ que no hay que estar pendiente del reloj. Cuando llega el dí­a de abandonar la habitación puedes hacerlo sin prisas, por lo menos hasta la una de la tarde – aproximadamente – te permiten estar.

Quizás, si hay que ponerle alguna pega, el paisaje no acompañaba. Situado en un polí­gono de empresas, los alrededores no invitaban a disfrutar de un paseo tranquilo después de un dí­a agotador. Para ir a cualquier sitio necesitas el coche. Lo bueno de esta ubicación es que también está cercano a un supermercado Eroski, lo que hace muy fácil ir a comprar ví­veres y llenar el tanque de gasolina (a un precio bastante asequible).

La opción de desayunar o comer es aparte, no está incluido en los servicios del hotel se trata de una empresa diferente, cuyas instalaciones están contiguas y comunicadas al mismo. No lo utilizamos.

Desde su ubicación en Miranda de Ebro nos permitió recorrer La Rioja e incluso acercarnos en, tan sólo unos veinticinco minutos, a Vitoria (Paí­s Vasco).

Recopilación de lo anotado en Twitter en La Rioja

Martes, 5 de agosto

  • [11:58] Casi saliendo hacia La Rioja
  • [17:46] Ya estamos en Miranda de Ebro, tras un caluroso viaje. Ahora a reponer energí­as y a planificar la estancia.
  • [18:06] Mandando emails comentando las novedades.

Miércoles, 6 de agosto

Jueves, 7 de agosto

  • [10:16] Un par de ví­deos (uno repe) del Paniqueso aquí­: http://www.ipernity.com/tag/loresui/keyword/423119
  • [17:07] Descansando en Vitoria. Es dí­a de fiesta. Reposando los pintxos: pulpo con puré de patata; gulas con guacamole; morcilla con paté; y gambas.
  • [23:50] Nuevo post en el blog relatando lo acontecido en este dí­a: Sajazarra, Haro, Briones y Vitoria como broche final.

Viernes, 8 de agosto

  • [10:00] Plan para hoy: San Millán de la Cogolla, Santo Domingo de la Calzada, Laguardia y San Asensio.

Sábado, 9 de agosto

  • [00:50] Recuperándonos de la ruta de vinos en San Asensio. Gente encantadora, muy amable y que nos han enseñado muchas cosas sobre el vino.

Domingo, 10 de agosto

Comida en Laguardia y Bebida en Briones

Esta mañana mercadeamos por las calles de Miranda de Ebro: frutas, verduras, calzado, sillas plegables, ropa y mucho gentí­o. Me encantan los mercados, ver el ambiente, escuchar a los de los tenderetes con sus reclamos y su ritmo cantarí­n. Compré una camisa de playa chulí­sima, color turquesa, no es tí­pica de aquí­ pero me la llevo de recuerdo.

Luego nos fuimos a Laguardia a comer. Disfrutamos de un menú riojano en el Hotel – Restaurante Marixa: atención inmediata y muy agradable, vistas alucinantes, al Valle del Ebro y a la Sierra de Cantabria, y unas viandas riquí­simas: espárragos de la ribera a las dos salsas; pimientos del piquillo al horno con aceite ahumado; cazuela de patatas a la riojana «conde todo»; fuente de chuletitas de cordero con patatas; tarta de piña con queso fresco y melocotón; pan y vino joven de la rioja – alavesa; café y chupito de hierbas.

Tras hacer una sobremesa sin prisas nos fuimos a ver Laguardia y a hacer fotos para el recuerdo, tuvimos suerte también, porque pudimos disfrutar del carrillón del reloj del ayuntamiento, con su música y sus muñecos bailando al compás de la melodí­a. Querí­amos llegar a las seis de la tarde a Briones, comenzaba una ruta para visitar bodegas, asi que partimos rumbo a Elciego para ver la Bodega de Marqués de Riscal de paso y conseguimos llegar a tiempo para visitar las seis bodegas de Briones que componí­an la visita:

Vivanco-Briones

  • Bodega Dinastí­a Vivanco, S.A. Impresionantes instalaciones, jardines y viñedos. Muy preparada para todos los públicos: pensado para gente mayor, para peques… Nos tomamos un vino tinto crianza que estaba muy rico. Aquí­ la atención no tení­a nada que ver con el dí­a anterior, más multitud de gente y otra idea de lo que es el negocio. Merece la pena verlo.
  • Bodega Hermanos Castillo Pérez, S.C.Bodega Hermanos Castillo Pérez, S.C. Probamos un blanco, premio La Rioja 2007. Fresquito, entraba muy bien. Visitamos por nuestra cuenta las instalaciones. Mucha gente que no nos permitió intimar con los dueños de la bodega.
  • Bodega Miguel Merino, S.L. Acudimos a esta bodega porque nos comentaron que tení­a mucha fama y varios premios. Quedamos pasmados al ver que para tomar el vino la polí­tica era entregar entre dos y tres tickets (cuando la organización habí­a informado de que era uno, y cuando probamos otros vinos de similar categorí­a y sólamente pedí­an un ticket). Indignados nos fuimos sin probar el vino, iba en contra de nuestros principios. Creí­mos que era desmerecer al resto de las bodegas. Lo hablamos con el dueño de una de ellas y tampoco le parecí­a una opción.
  • Bodega Betolaza. Otra bodega que pretendí­a hacer negocio con la iniciativa. Carteles anunciando que se vendí­an bocadillos… además, el vino tinto crianza que probamos nos pareció bastante aguado, con un fuerte olor inicial a alcohol.
  • Bodega Castillo AlonsoBodega Castillo Alonso. La mejor de todas con diferencia. Tí­pica bodega familiar, con una atención exquisita. Probamos el joven y crianza: riquí­simos, nos gustaron tanto que de aquí­ también llevamos unas cuantas botellas para tomar en casa.
  • Bodega Daniel Puras Peciña. Una vez más, varios tickets para probar el crianza, uno para el joven. Sólo nos quedaba un ticket, así­ que nos decantamos por el joven. Muy rico, muy afrutado, bodega muy cuidada y con un ambiente muy acogedor.

Tras la visita a las bodegas nos fuimos a disfrutar de la noche en Briones, junto con el espectáculo de Ballet Clásico Español a cargo de «Sherezade Ballet» en la Plaza del Ayuntamiento. Allí­ nos encontramos con Román y con Ivette – del Bodegón Botero en San Asensio – hablamos largo y tendido con ellos y con unos amigos suyos de Zaragoza. Una vez más comprobamos la hospitalidad de esta gente riojana.

Mañana domingo, las Noches de San Lorenzo se trasladan a San Vicente de la Somosierra. Otro año será, seguro. Muy probablemente, el próximo. Estas noches han sido mágicas.

Esto va llegando a su fin, nos queda un dulce recuerdo de estas tierras. Nos han conquistado.

San Asensio y las Noches de San Lorenzo

A las 18.00 horas del 8 de agosto comenzaban un par de rutas para visitar bodegas de San Asensio, que salí­an de la Plaza Vieja, a través de una iniciativa de la mancomunidad, llamada Las Noches de San Lorenzo.

Por cinco euros podí­as comprar cinco tickets para tomar un vino en las bodegas y te regalaban una copa de cristal de bohemia para que pudieran servirte el delicioso caldo.

Escogimos la ruta 1, pensando – incrédulos – que nos darí­a tiempo a terminarla y poder realizar la ruta 2, pero nada más lejos de la realidad, ni siquiera nos dio tiempo a finalizar la escogida.

De las once bodegas que componí­an la ruta 1 visitamos:

  • Bodegas Perica, Viña Ologosa, donde degustamos un vino tinto crianza con un sabor muy especial, acompañado de las explicaciones de uno de los comerciales de la bodega. Sentí­amos que la ruta comenzaba muy bien.
  • Bodegón El Botero, de Román López Maestu, aquí­ probamos el tinto joven y crianza, el blanco y el clarete. Todos excepcionales, especialmente los tintos. Un sabor afrutado que me encandiló, mañana iremos a la bodega para hacernos con un par de cajas. La atención, también, excepcional; Román y su mujer, Ivette, nos explicaron su historia y la de su trabajo, gente muy cercana y amable.
  • Centro Sensorial del Vino, museo donde pudimos ver todo el proceso y diferentes fotografí­as. Aquí­ no habí­a posibilidad de degustación, oportunidad que agradecimos, porque nuestro contento iba en aumento a una velocidad pasmosa.
  • Bodega El Arca de Noé, una vez más, cuando llegamos a la bodega estábamos solos, así­ que acaparábamos todas las atenciones y explicaciones. Javi nos enseñó con todo lujo de detalles las instalaciones, las barricas, la historia de la cooperativa a la que pertenece como socio… en fin, un lujo, acompañado de un tinto crianza. Al final de la visita, nos dieron la oportunidad de probar un blanco fresquito y un clarete en porrón.
  • Bodega CortecillasBodega Cortecillas, de Alfonso Garcí­a Hernando. A sabiendas de ser repetitiva, he de decir que el trato fue exquisito. La familia que lleva esta bodega joven – nueve años – se esmeraron en atendernos, en mostrarnos su forma de trabajar y en recomendarnos sus preferencias. Aquí­ el blanco tiene un sabor muy peculiar, con un regusto final delicioso. También el tinto fue uno de mis preferidos. Así­ que mañana, la intención es volver a comprar unas cuantas botellas para poder disfrutarlas con unos buenos manjares y mejor compañia.
  • Bodega Señorí­o de VillarricaBodega Señorí­o de Villarrica. Otro tinto crianza que degustamos. Una cuidada ambientación, una bodega muy guapa y con mucha gente.
  • Bodegas Heredad Pangua Sodupe S.C., de Roberto Pangua Monge. No nos podí­amos imaginar que el disfrute podí­a ser mayor, pero en esta bodega la atención superó cualquier expectativa. Andrés, el hijo de los dueños de la bodega, nos enseñó y explicó partes de la misma que no estaban abiertas al público.
    Bodegas Heredad Pangua SodupeCompartimos vivencias personales, nos hicimos mutuas recomendaciones – cada uno de su comunidad – nos presentó a su familia y nos contagió de la magia del vino, de lo importante que es para ellos, de su forma de vida. Tanto Roberto como su esposa, se mostraron muy cercanos con nosotros, ella nos enseñó el rincón de Asturias, creado con mimo y dedicación, él nos elogió nuestra tierra y nos transmitió su pasión por Asturias.

í‰sta es nuestra primera vez en La Rioja, pero estoy segura de que no será la última.

Los Monasterios

Torre exentaEsta mañana hemos recorrido Santo Domingo de la Calzada, sus calles repletas de peregrinos caminantes y bicicleteros, parece que puede ser un buen plan para unas futuras vacaciones, al menos es un sueño para Pablo hacer el camino de Santiago en bici, tendré que pensármelo.

Patatas a la riojanaAntes de ir a San Millán de la Cogolla, nos tropezamos con un sugerente cartel que anunciaba menú a 8.50€, asi que nos desviamos, y llegamos a un pueblecito llamado Ciriñuela. Donde degustamos de primer plato patatas a la riojana; de segundo plato pechugas de pollo y/o pinchos morunos con patatas fritas; de postre manzanas asadas con caramelo; pan y vino tinto de la casa. Delicioso, con una atención muy buena y en un ambiente muy rural.

Con el buche lleno nos fuimos a visitar los Monasterios de Yuso y Suso, espectaculares monumentos que hacen que viajes a tiempos pasados. Elegimos bien la hora, alrededor de las cuatro de la tarde, para cuando terminamos la visita comenzaba a llenarse de turistas y nos gustó más disfrutar de estos lugares con poca gente.

San Millán de Yuso

A la tarde nos dirigimos a San Asensio a visitar bodegas, pero esto requiere un post a parte.

Un tinto en Sajazarra y un pintxo en Vitoria

Esta mañana, tras recomendación de Ramón, nos fuimos a conocer un pequeño pueblo medieval llamado Sajazarra. Nos cautivó el encanto de sus calles tan cuidadas, las fachadas de piedra de las casas, la tranquilidad de sus calles.

Bar CembreNos hicimos un montón de fotos en los alrededores del Castillo de Sajazarra, paseamos por el jardí­n, con sus viñedos y nos tomamos un vino tinto en la terraza del Bar Cembres, que está en la Casa de los Ruiz de Loizaga, en la Calle Caridad. ¡Qué rico estaba!

Luego, nos fuimos a Haro y a Briones. No encontramos mucho movimiento, quizás por la hora, parecí­a que todo el mundo estaba guardado a la sombra de sus casas. Intentaremos volver más entrada la tarde.

Sin comer, estábamos dispuestos a ir al hotel y engullir cualquier cosa… el destino hizo que nos equivocásemos de carretera, decidimos seguir hacia adelante y terminamos en Vitoria.

En estos dí­as son las Fiestas de La Blanca y hay un montón de gente por las calles, vestidos a la manera tradicional (como lo hace Celedón), tenderetes en el Paseo Florida, barracas, espectáculos en la Plaza de la Virgen Blanca, música en el quiosco del Parque de la Florida y los sabrosos pintxos del Café Moderno en la Plaza de España, para hoy: gambas y cangrejo con huevo cocido y salsa mahonesa; pulpo con puré de patata; gulas con guacamole y morcilla con paté. Aquí­ comimos, repusimos energí­as perdidas, y nos fuimos a recorrer el casco antiguo, incluida la Calle Cuchillerí­a.


Joseba Tapia en la Plaza del Machete.

Hoy fue un dí­a muy completo y con una temperatura que nos permitió disfrutar mucho más. Entrada la tarde, cenamos en la calle, tomando sidra vasca y escuchando música tradicional de la tierra. El ambientillo era espectacular. ¡Si existe la felicidad esto debe ser lo más parecido!

Paniqueso en Quel

Esta mañana estuvimos en Quel, en su fiesta más conocida, disfrutando del ritual del Paniqueso, una tradición que consiste en tirar, desde la ermita del Santo Cristo de Quel, barras de pan y trozos de queso. Los queleños y las queleñas, y cualquier otro forastero que se precie, se arremolinan bajo el balcón de la ermita esperando que caigan en sus manos alguna de las viandas, y si no caen, la lucha es encarnizada. Para colmo, cuando llegamos por la tarde al hotel y pusimos la tele, vimos que en un programa de la primera cadena, estaban retransmitiendo justo lo que habí­amos vivido por la mañana, y – de refilón – Pablo salió saltando, intentando coger un pan.


Lanzamiento del pan y el queso en Quel

Después nos fuimos a comer a Calahorra y a recorrer alguna de sus calles principales. No nos encandiló, así­ que – con las mismas – nos pusimos rumbo a Logroño.

En Logroño callejeamos por el casco antiguo, nos tomamos un viní­n en la Travesí­a del Laurel, seguimos callejeando, nos tomamos una clara en una terraza de la Plaza del Mercado, cerca de la Catedral de Santa Marí­a de la Redonda, y seguimos recorriendo las calles, que tení­an nombre chulí­simos: Calle de las Paradojas, de los Cien Mensajes… y haciendo muchas fotos de los monumentos más importantes de la ciudad.

Hoy fue un dí­a muy completo, mucho calor, mucho sol y un montón de cosas nuevas.