El lunes, 17/11/2008, Tere, Cris y yo, nos reunimos en el aeropuerto de Ranón nerviosas y excesivamente puntuales. A las 13.30h. facturamos, con la esperanza de que nuestras maletas fuesen tratadas con mimo (que se lo pregunten a Tere) y nos fuimos a comer algo a la cafeterÃa, mirando el reloj cada poco. A las 15.00h. embarcamos y a las 15.30h. ya estábamos por encima de las nubes. El despegue de vértigo, una vez estabilizadas la sensación de mareo me acompañó prácticamente todo el vuelo, con taponamiento y zumbido de oÃdos incluido, total que apenas pude interactuar con mis primas, iba en plan «no me chilles que no te veo». Asi que opté por flipar con la vista que habÃa desde la ventanilla, espectacular sobrevolar las nubes, cielo despejado y sol sobre nosotras. Mientras tanto recuerdo el último capÃtulo de la serie BSG cuando descubrieron The Earth.
A las 16.30h. (hora inglesa) aterrizamos, ole ole por el piloto. En Londres ya era noche cerrada. Entre recoger las maletas, sacar billete de bus y recorrer el tramo hasta la Estación Victoria, nos quedaba poco dÃa para aprovechar. Después de dejar las maletas en el Hotel St. Georges (en el 25 de Belgrave Road, Victoria), callejeamos un poco la zona cercana y nos tomamos una supercerve negra Guiness en una taverna cercana – llamada también Tavern St. George -, de la que nos hicimos asiduas clientas durante nuestra estancia, y donde planificamos el dÃa siguiente.
Ya de vuelta al hotel nos hicimos nuestra tÃpica cena particular junto con un cafetÃn, rico rico que Tere nos preparó con mucho esmero. Al dÃa siguiente, a las siete y media de la mañana en pie para desayunar.
El hotel fenomenal, para repetir: a pesar del excesivo calor de la calefacción y de la moqueta atrapatodoloquecaesobreella el trato fue sensacional, la habitación tenÃa un balcón impresionante, y la cafeteruca con el café, la leche y el té nos dió la vida después del dÃa agotador.