Estos días estoy viviendo un cúmulo de despropósitos que hacen que me plantee si mi manera de pensar es, medianamente coherente, o si estoy totalmente equivocada y necesito cambiar, y dejarme llevar por el lado oscuro.
Si me quedo con la primera opción tendría que admitir que soy un perro verde en medio de una jauría de buitres; si acepto la segunda, me convertiría en Sith. La verdad que ninguna de las dos opciones es muy tentadora, aunque si decido meterme en la ilusión de alternativas que acabo de proponer, ser perro y verde a lo mejor tampoco está tan mal.
Está claro que mi manera de ver la cosas no deja de estar influenciada por personas importantes en mi vida que me contagian para que interprete el mundo de ese modo, que me apoyan en decisiones que tomo, y en maneras de hacer que me parece interesante apropiarme de ellas. En estos momentos pienso que si no llega a ser por esas influencias, hace tiempo que habría dejado de ser Caballero Jedi.
Puestos a salirme del par de alternativas me planteo seguir cambiando, siempre, aprovechando aquellas cosas buenas, que pueden ayudar a que mi salud sea lo más aceptable posible y a que no tenga que pasar noches en vela, porque la conciencia no me deje pegar ojo.
Estoy segura que esta vaguedad en mis palabras, que no explican la situación concreta, puede serviros para encajar alguna situación en la que «El miedo os llevara a la ira, la ira al odio y el odio al lado oscuro» y supiéseis rectificar a tiempo.
Las sesiones de trabajo fueron muy prácticas (para leer y saber teoría ya están los libros), así que durante el viernes estuvimos visualizando -por la mañana- una 1ª entrevista a una familia y la queja de ésta, parando cada poco y explicando las metas conseguidas, las intervenciones realizadas, etc. y -por la tarde- lo mismo pero con una queja manifestada por una pareja. De esta manera, vimos dos primeras sesiones reales hechas por Salvador Minuchin.
Me gustó este juego, jugué y este es el resultado:
Las jornadas duraron dos días intensivos, trabajando fuerte mañana y tarde. La experiencia mereció el esfuerzo, además, una vez que teminaba la sesión, Tere (una compañera de curso con la que fuí) y yo pudimos disfrutar del ambiente de San Sebastián, de las excelentes vistas que teníamos desde la habitación del 
Este sábado pasado me di un homenaje, en el sentido de chute, sí…. y reviví sensaciones de hace unos cuantos años. ¿Qué hice? Pues meterme entre pecho y espalda tres horas de la serie «