Bombo el valiente

Intentado hacer una regresión a la infancia he estado viendo algunos capítulos de Los Fraguel, lo cierto es que me parecen más geniales que cuando era pequeña. Me lo paso pipa.

Bombo, el fraguel más inseguroEn el capítulo de hoy, Bombo quería ser más valiente y audaz, entonces, armándose de valor y acompañado de Rossi, van a ver a la Montaña de basura, que le aconseja que podrá serlo siempre que lleve su gorra. Bombo es feliz, sabe que siempre estará acompañado de su gorra y entonces, es cuando se cree lo valiente que es. Pobre Bombo: cuando – en un momento – la gorra sale volando, queda destrozado, se siente débil otra vez. Descuidó las cosas que había hecho por sí mismo, responsabilizando a la gorra de sus éxitos, en lugar de otorgarse el mérito a sí mismo, y a las cosas que consiguió hacer.

Se me ocurren unas cuantas situaciones en las que solemos poner las medallas a causas externas a nosotros, y los fracasos como responsabilidad individual. Por ejemplo, tomar una pastilla y pensar que todas las cosas que nos salgan bien son a causa de que me estoy medicando, sin reparar en los pequeños éxitos que hacemos por nuestro esfuerzo y trabajo. Ojo, con este comentario no quiero decir que los medicamentos no tengan su función, simplemente apunto que también nosotros somos seres funcionales, con propósitos y activos.

¿Se te ocurre alguna situación en la que te pasó algo similar a Bombo?

Recordando emociones

Diana, la más mala de «V», a punto de comerse un roedorEste sábado pasado me di un homenaje, en el sentido de chute, sí…. y reviví sensaciones de hace unos cuantos años. ¿Qué hice? Pues meterme entre pecho y espalda tres horas de la serie «V» (la de los lagartos).

La verdad es que pensaba que la iba a ver más desfasada pero no, daría el pego en esta época actual, aunque a Donovan le cambiaría la chupilla de pana con las pinzas en los hombros y a Julie el flequillo con super-onda ladeada.

Lo único que noté en falta fueron: más escenas de largartos al descubierto y más banquetes de ratones (como los que comprábamos en el kiosko a duro cada uno)

La que no me decepcionó fue Diana, sigue tan mala malísima como entonces.