Bueno, esto va llegado a su fin. Asà que después del suculento desayuno tempranero, nos proponemos ir caminando hasta la Torre de Galata atravesando el Puente de Galata, en el estuario del Cuerno de Oro. Es alucinante el montón de pescadores, alineados, sobre las barandillas del puente. Llama también la atención, algunas de las personas que piden limosna en las calles, algunas de ellas con una báscula, imagino que no les gusta recibir dinero a cambio de nada, asà que también ofrecen un servicio (¿acaso no pagamos en las farmacias para pesarnos?).
A la otra orilla del Cuerno de Oro, nos maravillamos con los puestos de verduras y pescado frescos. Aquà parece que es donde compran los lugareños. Esta parte de la ciudad parece estar dividida por gremios, y las calles se suceden con multitud de tiendas aglutinadas por sectores (ferreterÃas, materiales de construcción, accesorios de baño, telefonÃa móvil, etc.). El trajÃn de gentÃo es constante, muchas voces, movimiento, colorido, diferentes olores, ¡qué maravilla!
Seguimos subiendo entre estrechas calles, éstas más llenas de tiendas de ropa, galerÃas de arte, souvenirs… hasta encontrarnos con la Torre de Galata y la enorme cola para entrar en ella. Su visita la dejaremos para el siguiente viaje, tenemos poco tiempo y no es cuestión de desperdiciarlo esperando. Asà que continuamos, por la enorme calle comercial donde se puede encontrar Mango, Zara y demás tiendas conocidas, hasta la Plaza Taksim, donde como es habitual nos encontramos con una pequeña reivindicación, en este caso de mujeres, defendiendo el derecho al aborto como decisión exclusiva de las mujeres.
Volvemos sobre nuestros pasos para comer en el algún puesto de pescado: una barra de pan (exquisito), medio kilo de parrochina frita y turriada, bonito para Pablo y lubina para mÃ, en mantel de hule floreado por un precio más que asequible. Todo delicioso y el té turco, por cuenta de la casa. ¡Mejor imposible! Es más que recomendable cruzar el Cuerno de Oro para comer pescado, en la parte de Eminönü hay demasiado turismo y poca variedad de pescado para elegir.
Después de comer hicimos un crucero -muy económico, unas 10 liras turcas- por el Bósfor. Empieza en Eminonu, continúa hacia el norte hasta el puente Fatih Sultan Mehmet, vuelve por la orilla asiática hacia Uskudar, para terminar de nuevo en Eminonu. Se pueden ver palacios, mansiones y diferentes vistas de la ciudad. Dura, aproximadamente, una hora y media. Está la posibilidad de tomar el barco turÃstico, donde se puede «disfrutar» de música machacona y de un guÃa voceras explicando las vistas o hacer como nosotros, tomar el barco que utilizan los turcos y mezclarte con la gente del lugar.
Para terminar el dÃa, seguimos recorriendo las calles, fuimos a darnos una ducha al hotel y terminamos cenando -a modo de despedida- en el restaurante Makarna Sarayi.
Mañana es dÃa de viaje de retorno, nos recogen a las dos de la madrugada, asà que no merece la pena dormir. Este viaje ha sido sensacional y desde luego, Estambul un lugar al que volver.