Esta mañana dirigimos nuestros pasos hacia la Mezquita de Suleiman, cerca de la colina de Estambul, es la segunda más grande de la ciudad. Nos encantó, es impresionante. El dÃa, además, acompañaba para disfrutar del patio, de los rituales de los hombres aseándose antes de entrar, y de las vistas desde el exterior.
A continuación, nos fuimos a conocer el Mercado de las Especias, también llamado Bazar Egipcio. Lo primero que hay que hacer es pararse en una de sus entradas y dejarse llenar de sensaciones olorosas y visuales. Lo paseamos, callejeamos entre los puestos, esquivando a los vendedores que intentaban acercarnos a sus artÃculos. Decidimos dejar la visita pausada para más tarde.
TenÃamos muchas ganas de subir en barco y recorrer el Cuerno de Oro, pero estaban en obras en el puerto, asà que decidimos coger el autobus y visitar Eyüp, que estaba de fiesta, con todos los niños vestidos con trajes muy recargados y brillantes. Visitamos la mezquita desde fuera, ya que la estaban preparando para el rezo.
De ahà subimos caminando – también se puede subir en teleférico – a través de un enorme cementerio hasta el café de Pierre Loti (pseudónimo del escritor francés del siglo XIX Julien Viaud). AquÃ, después de disfrutar de las vistas de Estambul, de ver las orillas del Cuerno de Oro, y de conseguir hueco en el mirador para hacer una foto, conseguimos una mesa ideal donde tomamos un delicioso té de manzana.
Volvimos hacia el centro, casi era la hora de comer, y decidimos irnos a la parte asiática, a Ãœsküdar, en barco, que hacia ese destino sà habÃa rutas. Conseguimos mesa en una terraza de un restaurante con vistas al Bósforo, y luego nos tomamos un té sentados en unas gradas alfombradas pegadas al mar. ¡Una maravilla!
Después de disfrutar de la tarde tranquila, seguimos encantados con el paseo en barco. Regresamos al Bazar de las Especias, cenamos cerca del Gran Bazar, y quedamos para tomar un té con MarÃa e Itxaso. Mañana más.