Fin del moreneo

El verano está dando sus últimos coletazos y el sol, por la mañana, ya no calienta tanto, el ambiente está más fresquito y obliga, a las más frioleras, a dejar las chanclas en el cajón y sacar el fular. A la playa se va a pasear – ya no merece la pena ponerse a tostar «vuelta y vuelta» – y a disfrutar de la puesta de sol con chaqueta y pantalón largo… lo de mojar los pinreles es opcional.

Todo apunta a que la rutina otoñal está tocando a la puerta: menos verbenas, menos moreneo, menos dí­as de vacaciones, más trabajo… el sonido del despertador intenta, de nuevo, convertirse en algo cotidiano a lo que – no queda otra – hay que acostumbrarse.

Faro de San Juan

En la foto, una vista del faro de San Juan de Nieva desde la playa de Salinas, uno de estos dí­as por la tarde en el que Lorenzo se ve más lejos y apenas hay bañistas, tumbonas o toallas de todos los colores sembrando la arena. Sirva esta postal de despedida del verano y bienvenida de una nueva rutina.

2 comentarios en “Fin del moreneo

  1. Pero llegan los cafés a dos manos mientras la lluvia se descuelga del cielo, el abrazo que aplaca el escalofrí­o, el olor único de la tierra tras el paso del otoño… la primavera del corte inglés.

  2. A mi me da mucha tristeza el principio del otoño. Es como los lunes.

    Luego, cuando empiezan a llegar los figos y las castañas, ya se me va pasando el bajón. Y si salimos a manchar las botas, más todaví­a. Que en esta época es cuando más guapo está el monte.

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