Vacaciones en Parí­s: dí­a 5

Hoy va a ser un dí­a de recordar todo lo que vimos y de ir apuntando todo lo que nos queda por ver, para planificar un nuevo viaje a Parí­s… porque seguro que repetiremos.

Como cada mañana, después del desayuno, pensamos lo que vamos a hacer en el dí­a. Iremos a un mercado que hay a las afueras, en metro hasta Porte de Montreuil, al Marché de Montreuil. Es un mercado enorme (el más grande que visitamos hasta el momento) con muchos tenderetes de ropa y zapatos, auténticas gangas en calzado deportivo de diferentes marcas (que se lo digan a Pablo, menudas Le Coq Sportif que se agenció el chavalí­n).

También hay una parte especí­fica de cosas de segunda mano: ordenadores, cámaras de fotos, muebles, maletas, portarretratos con fotos de gente… y como no, también pelucas usadas… que yo me pregunto ¿cuánto de desesperado hay que estar para ponerse semejante «cosa» en la cabeza? Porque hay que verlas, de verdad.

Carrousel en las Tullerí­as

Disfrutamos mucho del gentí­o y del mogollón de tenderetes, se hací­a eterno. Cuando ya llegaba la hora de comer fuimos hasta el Carrefour cercano, situado en unos grandes almacenes que se encuentran al cruzar la calle del mercado y lo más rápido que pudimos nos compramos algo para comer tranquilamente en Tullerí­as. Así­ fue, desde la estación de metro de Porte de Montreuil nos bajamos en Tullerí­es para comer sentados a la sombra de un inmenso árbol, cerca de una enorme fuente, disfrutando de la brisuca que de vez en cuando nos refrescaba. Después del postre incluso dormitamos un poco, ¡qué felicidad!.

Sacré CÅ“urDespués de la siesta parisina nos acercamos caminando hasta el hotel para cambiarnos y volver por la tarde a Montmatre. Hoy (sábado) estaba especialmente abarrotado de gente, pero como ya nos sabemos las callejuelas menos transitadas, nos dedicamos a pasear tranquilamente, al ponerse el sol. Aprovechamos para cenar en un parque situado a los pies del Sacré Coeur, y donde una familia indú se lo pasaba en grande.

Paseo de despedida desde Montmatre hasta Rue Trevisse. Mañana el despertador sonará a las tres de la mañana, nos recogen para ir al aeropuerto a las cuatro de la mañana.

Vacaciones en Parí­s: dí­a 4

16/07/2010

Folies BergereAprovechamos que el hotel está muy cerca del Folies Bergere para ir a echarle un vistazo. Después nos dirigimos al metro hasta la estación Saint-Germain-des-Pres para ir en busca del mercado de Saint-Sulpice. Éste no nos convenció mucho, eran más bien unas galerí­as comerciales, con peluquerí­as, tiendas, pero nada especial.

Visitamos los Jardines de Luxemburgo y el Palais du Luxemburg, aquí­ descansamos un poco y disfrutamos de los niños con los barquitos de alquiler, después dirigimos nuestros pasos hacia el Panteón.

Luego nos dirigimos hacia el Mercado Place du Monge, muy mercadillo de barrio: fulares, fundas de cojí­n muy variadas y a muy buen precio, abalorios, pulseras, anillos, también tiene una parte destinada a comida e incluso una pequeña zona con muebles antiguos. Nos gustó mucho y compramos muchas cosas, entre ellas una máscara africana a un señor muy amable, con el que nos entendimos gracias a los enormes esfuerzos que hicimos por ambas partes: nosotros ni papa de francés, él nada de inglés y por supuesto de castellano… pero triunfó el lenguaje universal de los gestos, el lápiz y el papel.

Nos bajamos en la estación Gare de l’Est para ver su estructura desde fuera y luego fuimos hasta el Mercado de Saint-Quentin.

Torre EiffelVa apretando el hambre, así­ que tomamos el Metro Place du Monge hasta la estación Gare de l’Est para hacer transbordo hasta Cadet y disfrutar de un menú japonés, como no en el restaurante del barrio: Fuji Sushi, encantadoras las chicas que atienden y magní­fico sushi. Con la barriga llena y encantados decidimos dar un paseo y terminar algunas de las compras que nos quedan pendientes, así­ que vamos hasta el Mercado de la place de la Bourse, muy pequeñito, pero donde hay mercancí­a que «tiene un pase», aquí­ entablamos conversación con un chico que vende libros, medio castellano-inglés-francés, charlamos un rato y nos agenciamos un libro de Astérix y Obélix, versión francés, con unas ilustraciones muy chulas.

Seguimos caminando hasta la Rue du Quatre Septembre, aquí­ en una tienda de souvenirs (de las mejores con las que nos hemos topado y – por cierto – con un dependiente de lo más risueño) compramos afiches (mucha variedad donde elegir) y un termómetro con motivos tí­picos de aquí­, una chulada (lucirá en las paredes de Novellana).

Seguimos disfrutando del buen dí­a, y por casualidad nos topamos con un centro comercial enorme, exclusivo de tiendas de juguetes, el Boulevard des Capulines, las delicias de cualquier «chupetí­n», intentamos encontrar algo significativo para Pablí­n… pero Gormitis, Bakugan y Playmovil abarrotan las tiendas… nada que no podamos encontrar aquí­… así­ que nada, seguimos hacia el Boulevard des Italiens, el Passage Jouffroy y el Passage Verdeau, galerí­as chulí­simas con tiendas de muebles, libros y antigüedades.

Toca refrescarse en el Hotel Le Havane y planificar el resto del dí­a: así­ que tomamos de nuevo el Metro en Cadet hasta la estación Invalides, para visitar como no, Invalides y la Torre Eiffel. Llevamos la cena preparada para degustarla a los pies de la torre, queremos disfrutar del espectáculo de luz. Para nuestra sorpresa conocemos a Youri (una mezcla entre Bustamante con atuendo de Tom Cruise en Top Gun) que prepara el altavoz, la guitarra y demás parafernalia para dar un concierto. Se toma su tiempo, así­ que intentamos adivinar el repertorio… ¡no damos una! Youri nos sorprende para bien, además, estamos en primera lí­nea, la gente comienza a arremolinarse a su alrededor y en un momento, crea un ambiente total, tiene canciones de todos los paí­ses, así­ que cantamos y damos palmas al ritmo de «La Bamba» (¡qué tiempos cuando hice el playback en el catecismo con ocho añitos!). ¡Menudo recuerdo que nos llevamos gracias a Youri!

Otro dí­a que va tocando a su fin, tomamos el metro en la estación í‰cole Militaire hasta Cadet.

Vacaciones en Parí­s: dí­a 3

mercadillo en el Boulevard Richard LenoirDurante la mañana de este dí­a ha tocado recorrer más mercadillos, saliendo en metro desde la estación Cadet hasta la estación Bréguet Sabin, haciendo transbordo en Gare de l’Est, nos dirigimos hacia el primer mercadillo en el Boulevard Richard Lenoir. Hay multitud de tenderetes, muy variados y baratos. Después de ir y venir, y de goliflar todo-todo, nos agenciamos con algunos regalucos: entre ellos un conjunto de gargantilla y brazalete que lucirá tita Pali como está mandao.

De ahí­, caminando a lo largo del Boulevard Voltaire hasta la Place de la Republique, por casualidad nos encontramos con el Mercado de l’Enfants Rouges, fundamentalmente de comida, con variedad de diferentes paí­ses, si llegas con hambre, es un buen lugar para llenar el buche y a buen precio.

Seguimos recorriendo calles en busca del Mercado de Temple (Carreau du Temple), en la Rue Perrée, ¡por fin lo encontramos!. Una estructura metálica de color azulón, con cubierta de cristal. Nos llevamos el chasco cuando al llegar vemos que está en obras… así­ que, una vez más, habrá que repetir viaje para disfrutar de él en otro momento. Ahora, leyendo la Guí­a del Trotamundos (una de nuestras compañeras de viaje, junto con la National Geographic, que Rebeca y Juan nos prestaron) veo que apunta que un despacho de arquitectos es el encargado de realizar el proyecto Espacio para todos, decidido por los vecinos del distrito para actividades deportivas, culturales y económicas y que las obras finalizarán en 2013.

Panorámica desde el Sacré CÅ“ur

Muy cerca se encuentra ubicado el Centro Cultural Pompidou, aprovechamos para acercarnos y hacer algunas fotos… es la hora de comer, así­ que intentamos encontrar la estación de metro más cercana. Llegamos a Étienne Marcel, pasando antes por St. Eustache y el Mercado de Les Halles, también muy variado a lo largo de la calle: sobre todo mucha fruta (por lo menos a esta hora del dí­a, ya es algo tarde) y una tienda exclusiva de Le Coq Sportif (que si la pillas en rebajas merece mucho la pena). Nos bajamos en Cadet para ir a comer el menú al Restaurante Japonés Fuji Sushi, en la Rue de Châteaudun, deliciosos menús a muy buen precio (12,50 eureles) donde puedes degustar sushi maki california hasta que te salga por las orejas.

4 Rue des Saules, Paris, FranceDespués de comer, pasamos por el hotel para darnos una ducha rápida y acercarnos hasta Montmatre. Está abarrotado de gente… ¡demasiado, sobre todo la Place du Tertre! Pero como queremos pasear por este lugar tan lleno de buenas vibraciones, optamos por hacer una ruta alternativa que plantea la Guí­a del Trota, precisamente para evitar el gentí­o: enfilamos por rue Saint-Rustique, rue des Saules, rue de l’Abreuvoir, la allée des Brouillards (donde Renoir ocupó durante algún tiempo un pabellón en el nº 8 de la Alameda) y donde se pasa cerca de la Place Dalida, seguro que conoces una de sus canciones… ¡acertaste!: Paroles

Rue D'OrchampsPasamos por la Avenue Junot y por el Moulin de la Galette (en la esquina de las rues Girardon y Lepic). Encaminamos nuestros pasos hacia rue des Saules para mirar el Cabaret Le Lapin Agile.

Seguimos por la Rue Lepic, Van Gogh vivió en el nº 56 y más abajo foto obligada (por lo menos para mí­) al Café des Deux-Moulins, escenario donde Amélie cambió nuestra vida. Nos dirigimos al barrio Pillage, repleto de locales con cortinas de terciopelo rojo. Seguimos bajando las calles, pasamos frente al Moulin Rouge (más fotos aprovechando además que empieza a oscurecer). Y con nuestras rodillas flaqueando nos vamos a cenar. Mañana mucho más.

Vacaciones en Parí­s: dí­a 2

14/07/2010

El despertador suena a las 8 de la mañana, remoloneamos un poco antes de bajar a tomar el desayuno (café, tostadas, croissants, zumo, yogurt, huevo cocido, cereales…) todo delicioso. Con energí­a planificamos la ruta para este dí­a, 14 de Julio, aniversario de la Toma de la Bastilla, Fiesta Nacional.

Le marche d'AligreTomamos el metro de nuevo en Cadet para ir hasta un mercadillo de 2ª mano, pequeño, situado en la Place d’Aligre. Hoy hay un 70% de probabilidades de lluvia, el cielo está bastante negro, pero aún así­ los tenderetes mantienen sus mercancí­as. Aquí­ puedes encontrar desde pamelas hasta pelucas de 2ª mano, pasando por ropa, libros… de todo. Como recuerdo nos llevamos una revista, «Le petit echo de la mode», donde aparecen dibujos chulí­simos de lo que se llevaba en 1932, sobre fondo sepia. Empiezan a sobrevolar el cielo multitud de aviones que se dirigen hacia los Campos Elí­seos donde empezará el desfile militar.

El cielo sigue amenazando lluvia así­ que – tras recorrer todo el mercado y la calle de los tenderetes con frutas impresionantes – nos vamos a la estación de metro para dirigirnos hacia la íŽle de la Cité y ver la Catedral de Notre Dame. Antes de llegar, en el puente de Saint-Louis, nos paramos a disfrutar de unos músicos que son una maravilla.

Catedral de Notre DameCada vez está más frí­o y empiezan a caer una gotas tremendas, nos pilla de pleno el chaparrón (atuendo: camiseta de tirantes, falda corta y chanclas… no se puede ir más apropiada para un dí­a de tormenta). Intentamos encontrar como sea un paraguas para quitar lo peor y lo encontramos en una tienda de souvenirs muy chula (en esta isla la mayorí­a de las tiendas merecen la pena). Aquí­ aprovechamos para llevarnos unas láminas de recuerdo (Notre Dame, Montmartre y Moulin Rouge) mientras disfrutamos del aguacero y de las gárgolas de la catedral que no dan abasto con el agua.

A ritmo de chof-chof en los pies, cogemos la estación de metro más cercana para ir al hotel y cambiarnos de ropa. Para la tarde será mejor pantalón, calcetines y playeros resistentes. Comemos tranquilamente en el hotel y dormimos la siesta, estamos destemplados, los pies molidos de las caminatas y un poco cansados… Además, sigue lloviendo, no hay mejor excusa para disfrutar de una buena siesta.

Por la tarde, recorremos los Campos Elí­seos, desde la Plaza de la Concordia hasta el Arco del Triunfo. Luego bajamos por la Avenida de Iéna hasta el Trocadero. Nos sorprende el despliegue policial que hay y el constante ir y venir de la gente, las bandadas de personas que llegan de todos lados a la plaza, con bolsas con la cena, nos llama la atención pero no sabemos a qué se debe. Conseguimos averiguar que a las 21:00h comenzarán los fuegos artificiales que pondrán broche a la Fiesta Nacional. Tenemos ganas de cenar pero son las 20:30h, así­ que esperaremos. Nos dieron las nueve, las nueve y media, las diez… empezamos a pensar que la información que nos habí­an dado no era muy fiable: igual los fuegos no empezaban a las nueve, mientras tanto la fame iba en aumento (creciendo proporcionalmente a la mala leche)… Finalmente, a las once de la noche, la Torre Eiffel comienza a parpadear con luces augurando el comienzo de la traca… ¡por fin! Un festival de luz y color inunda la Plaza de Trocadero entre aplausos, silbidos y ví­tores del gentí­o. A las once y media consideramos que es hora de llenar el buche, así­ que nos vamos al metro, que se encuentra flanqueado por fornidos policí­as y perros, los cuales van dejándonos pasar por tandas para no colapsar el transporte. Un nuevo dí­a que finaliza.

Vacaciones en Parí­s: dí­a 1

Martes, 13/07/2010

Después de dejar la maleta preparada ayer por la noche e intentar descansar lo máximo posible, nos levantamos a las siete de la mañana para llegar con tiempo al aeropuerto, no vaya a se que despegue sin nosotros. Javi llega puntualí­simo a recogernos y nerviosos nos dirigimos a Ranón, despegue previsto para las 10:15h.

Llegamos al aeropuerto Chales de Gaulle con puntualidad inglesa y un amable monsieur nos acerca hasta el Hotel Le Havane en la Rue Trevise. Comienza el callejeo.

Con calzado cómodo y ropa fresca, encaminamos nuestros pasos hacia la Rue La Fayette, enorme y repleta de gente, donde visitamos –¡como no!- las Galerí­as Lafayette. Obligatorio entrar en el edificio de la Cúpula y hacer una foto… por lo demás, muchas cosas, mucha gente y encima, en rebajas… Si no te gusta la aglomeración, visita rápida y a patear. Muy cerca está la Opéra Garnier. Cuidado al cruzar la calle: corres el riesgo de ser atropellado por una bici, una vespa, un bus turí­stico… Consejo: espera a que cruce alguien y te pones detrás, usándolo a modo de parapeto. Continuamos el camino por la Rue de la Paix hasta la Place Vendome. Multitud de joyerí­as y escaparates (Cartier, Chanel… ¡qué bonito es soñar!), y donde también se ubica el Hotel Ritz.

Museo del Louvre desde las Tullerí­asA continuación, cruzamos la Rue Rivoli y descansamos en el Jardí­n de las Tullerí­as, que como mañana es la fiesta nacional está repleto de barracas. En esta parada disfrutamos de la sobra de los árboles, de las prácticas sillas disponibles para tomar un respiro y de estar rodeada de edificios impresionantes. Seguimos el recorrido cruzando el Pont Royal hacia el Museo d’Orsay; son las 18:00h, ya está cerrado, así­ que lo dejaremos para otra vez. Mientras tanto, disfrutamos de una pareja de chicos que hacen las delicias de los turistas con sus patines.

Volvemos a cruzar el Sena por la Pasarelle Solferino y nos dirigimos al Museo del Louvre (foto tí­pica). Es apabullante, la visita la dejaremos para la próxima vez que vengamos Parí­s, tenemos pocos dí­as y priorizaremos callejear… quedará pendiente.

Intentamos deshacer el camino andado, esta vez por la Avenida de l’Opéra, la Rue du Quatre Septembre y de nuevo la Rue La Fayette, girando a la derecha en la Rue Trevise de regreso al hotel.

Canal Saint-MartinUna duchita en agua frí­a para refrescarnos e intentar liberarnos de los 30º de la habitación y vuelta a la calle. Ahora tomamos el metro en la estación Cadet (muy cercana al hotel) haciendo transbordo en Gare de l’Est hasta Bastille. Es la ví­spera de la Fiesta Nacional, suponemos que habrá ambientillo y acertamos. Cansados y contentos vemos como va finalizando este primer dí­a parisino. Mañana más.