Hotelandgo.com

Este post estaba pendiente desde el viaje a La Rioja. Quedamos tan contentos con el alojamiento encontrado, a última hora, que merece una mención a parte.

hotelandgo.comEl hotel se llama hotelandgo Miranda: agradable y completa atención (incluso por teléfono, desde la reserva) ofreciendo varias posibilidades; amplia habitación con baño completo; muy luminosa; con televisión de plasma; aire acondicionado para manejar desde el cuarto; servicio de habitación diario; diseño moderno (tipo ikea) y ningún cajón o armario, lo que facilitaba el vistazo rápido y evitaba la opción de que se olvidase algo en ella. Además, no hay horario de entrada o salida, la puerta principal del hotel se abre con la tarjeta de la habitación, así que no hay que estar pendiente del reloj. Cuando llega el día de abandonar la habitación puedes hacerlo sin prisas, por lo menos hasta la una de la tarde – aproximadamente – te permiten estar.

Quizás, si hay que ponerle alguna pega, el paisaje no acompañaba. Situado en un polígono de empresas, los alrededores no invitaban a disfrutar de un paseo tranquilo después de un día agotador. Para ir a cualquier sitio necesitas el coche. Lo bueno de esta ubicación es que también está cercano a un supermercado Eroski, lo que hace muy fácil ir a comprar víveres y llenar el tanque de gasolina (a un precio bastante asequible).

La opción de desayunar o comer es aparte, no está incluido en los servicios del hotel se trata de una empresa diferente, cuyas instalaciones están contiguas y comunicadas al mismo. No lo utilizamos.

Desde su ubicación en Miranda de Ebro nos permitió recorrer La Rioja e incluso acercarnos en, tan sólo unos veinticinco minutos, a Vitoria (País Vasco).

Comida en Laguardia y Bebida en Briones

Esta mañana mercadeamos por las calles de Miranda de Ebro: frutas, verduras, calzado, sillas plegables, ropa y mucho gentío. Me encantan los mercados, ver el ambiente, escuchar a los de los tenderetes con sus reclamos y su ritmo cantarín. Compré una camisa de playa chulísima, color turquesa, no es típica de aquí pero me la llevo de recuerdo.

Luego nos fuimos a Laguardia a comer. Disfrutamos de un menú riojano en el Hotel – Restaurante Marixa: atención inmediata y muy agradable, vistas alucinantes, al Valle del Ebro y a la Sierra de Cantabria, y unas viandas riquísimas: espárragos de la ribera a las dos salsas; pimientos del piquillo al horno con aceite ahumado; cazuela de patatas a la riojana «conde todo»; fuente de chuletitas de cordero con patatas; tarta de piña con queso fresco y melocotón; pan y vino joven de la rioja – alavesa; café y chupito de hierbas.

Tras hacer una sobremesa sin prisas nos fuimos a ver Laguardia y a hacer fotos para el recuerdo, tuvimos suerte también, porque pudimos disfrutar del carrillón del reloj del ayuntamiento, con su música y sus muñecos bailando al compás de la melodía. Queríamos llegar a las seis de la tarde a Briones, comenzaba una ruta para visitar bodegas, asi que partimos rumbo a Elciego para ver la Bodega de Marqués de Riscal de paso y conseguimos llegar a tiempo para visitar las seis bodegas de Briones que componían la visita:

Vivanco-Briones

  • Bodega Dinastía Vivanco, S.A. Impresionantes instalaciones, jardines y viñedos. Muy preparada para todos los públicos: pensado para gente mayor, para peques… Nos tomamos un vino tinto crianza que estaba muy rico. Aquí la atención no tenía nada que ver con el día anterior, más multitud de gente y otra idea de lo que es el negocio. Merece la pena verlo.
  • Bodega Hermanos Castillo Pérez, S.C.Bodega Hermanos Castillo Pérez, S.C. Probamos un blanco, premio La Rioja 2007. Fresquito, entraba muy bien. Visitamos por nuestra cuenta las instalaciones. Mucha gente que no nos permitió intimar con los dueños de la bodega.
  • Bodega Miguel Merino, S.L. Acudimos a esta bodega porque nos comentaron que tenía mucha fama y varios premios. Quedamos pasmados al ver que para tomar el vino la política era entregar entre dos y tres tickets (cuando la organización había informado de que era uno, y cuando probamos otros vinos de similar categoría y sólamente pedían un ticket). Indignados nos fuimos sin probar el vino, iba en contra de nuestros principios. Creímos que era desmerecer al resto de las bodegas. Lo hablamos con el dueño de una de ellas y tampoco le parecía una opción.
  • Bodega Betolaza. Otra bodega que pretendía hacer negocio con la iniciativa. Carteles anunciando que se vendían bocadillos… además, el vino tinto crianza que probamos nos pareció bastante aguado, con un fuerte olor inicial a alcohol.
  • Bodega Castillo AlonsoBodega Castillo Alonso. La mejor de todas con diferencia. Típica bodega familiar, con una atención exquisita. Probamos el joven y crianza: riquísimos, nos gustaron tanto que de aquí también llevamos unas cuantas botellas para tomar en casa.
  • Bodega Daniel Puras Peciña. Una vez más, varios tickets para probar el crianza, uno para el joven. Sólo nos quedaba un ticket, así que nos decantamos por el joven. Muy rico, muy afrutado, bodega muy cuidada y con un ambiente muy acogedor.

Tras la visita a las bodegas nos fuimos a disfrutar de la noche en Briones, junto con el espectáculo de Ballet Clásico Español a cargo de «Sherezade Ballet» en la Plaza del Ayuntamiento. Allí nos encontramos con Román y con Ivette – del Bodegón Botero en San Asensio – hablamos largo y tendido con ellos y con unos amigos suyos de Zaragoza. Una vez más comprobamos la hospitalidad de esta gente riojana.

Mañana domingo, las Noches de San Lorenzo se trasladan a San Vicente de la Somosierra. Otro año será, seguro. Muy probablemente, el próximo. Estas noches han sido mágicas.

Esto va llegando a su fin, nos queda un dulce recuerdo de estas tierras. Nos han conquistado.

Un tinto en Sajazarra y un pintxo en Vitoria

Esta mañana, tras recomendación de Ramón, nos fuimos a conocer un pequeño pueblo medieval llamado Sajazarra. Nos cautivó el encanto de sus calles tan cuidadas, las fachadas de piedra de las casas, la tranquilidad de sus calles.

Bar CembreNos hicimos un montón de fotos en los alrededores del Castillo de Sajazarra, paseamos por el jardín, con sus viñedos y nos tomamos un vino tinto en la terraza del Bar Cembres, que está en la Casa de los Ruiz de Loizaga, en la Calle Caridad. ¡Qué rico estaba!

Luego, nos fuimos a Haro y a Briones. No encontramos mucho movimiento, quizás por la hora, parecía que todo el mundo estaba guardado a la sombra de sus casas. Intentaremos volver más entrada la tarde.

Sin comer, estábamos dispuestos a ir al hotel y engullir cualquier cosa… el destino hizo que nos equivocásemos de carretera, decidimos seguir hacia adelante y terminamos en Vitoria.

En estos días son las Fiestas de La Blanca y hay un montón de gente por las calles, vestidos a la manera tradicional (como lo hace Celedón), tenderetes en el Paseo Florida, barracas, espectáculos en la Plaza de la Virgen Blanca, música en el quiosco del Parque de la Florida y los sabrosos pintxos del Café Moderno en la Plaza de España, para hoy: gambas y cangrejo con huevo cocido y salsa mahonesa; pulpo con puré de patata; gulas con guacamole y morcilla con paté. Aquí comimos, repusimos energías perdidas, y nos fuimos a recorrer el casco antiguo, incluida la Calle Cuchillería.


Joseba Tapia en la Plaza del Machete.

Hoy fue un día muy completo y con una temperatura que nos permitió disfrutar mucho más. Entrada la tarde, cenamos en la calle, tomando sidra vasca y escuchando música tradicional de la tierra. El ambientillo era espectacular. ¡Si existe la felicidad esto debe ser lo más parecido!

Callejeando por Miranda de Ebro

Parte de nuestras vacaciones veraniegas de este año vamos a pasarlas en Miranda de Ebro, punto desde el que visitaremos La Rioja y, quién sabe, quizás nos acerquemos a Álava, pero eso ya se verá. Lo bueno de no haber planificado el viaje con tiempo es que las decisiones se van tomando sobre la marcha.

Alojados en el Hotel and Go Miranda hemos comenzado muy bien. Fue una grata sorpresa encontrarnos con este alojamiento: amplia habitación, muy bien equipada, espacioso baño y wifi, ¡menudo adelanto!

Llegamos a las cinco de la tarde, tras cuatro horas de viaje sin parar. Se nos hizo corto a pesar del calor y de la monotonía de la carretera. De todos modos, ya lo comentamos mientras veníamos, por lo menos una vez al año presta ver otro paisaje diferente, sin tantas curvas, otros colores, y esas interminables pistas. En el momento en que metes quinta, sólo hay que pisar el acelerador y tirar millas.

Ebro

Una vez aquí decidimos pasar la tarde tranquilamente, esperar a que pasara la tormenta que nos recibió y que agradecimos, porque consiguió crear una temperatura muy agradable, y a continuación, nos fuimos a callejear por Miranda.

Dejamos el coche en un parking público cerca de la Hospedería El Convento, cruzamos el puente sobre el río Ebro y a disfrutar. Nos gustó el ambiente de los bares y ya fichamos unos cuantos garitos para tomarnos un vinito rico de la zona. Para ilustrar este día, lo mejor, unas fotos y mi Twitter.