Los astros en conjunción hicieron posible poder celebrar mi cumpleaños en Londres. Después de mucho consultar la web de easyet, esperar a ver sus económicos precios, a coincidir Pablo y yo con dÃas libres, y a que el resto de factores estuviesen en orden… pudimos hacer nuestra ansiada escapada a Londres, que mágicamente, coincidió con mi cumpleaños, asà que la celebración fue perfecta.
Nuestra estancia duró desde el jueves 24 hasta el martes 29 de enero y en estos dÃas nos dio tiempo a descubrir una parte de la ciudad que desconocÃa, además de visitar los lugares más emblemáticos, de obligado paso, para que Pablo también pudiese conocerlos.
Asà es que, partimos el jueves de mañana y llegamos a Londres a eso de las 14,30h. al Hotel Victor en un dÃa de mucho frÃo. Preparamos nosotros todo el viaje con antelación: los billetes comprados desde internet con easyet, los traslados desde el aeropuerto al hotel con Terravision y la estancia en el hotel, asà no perdimos tiempo y no tuvimos que ir con demasiado dinero. No llevamos equipaje para facturar, asà que nos tuvo que entrar todo en la maleta de mano, incluido el bolso por pequeño que fuese, en esta ocasión fueron muy estrictos con este tema. Con respecto al traslado en bus, muy recomendable comprar ida y vuelta con antelación, sale más barato. Hay que calcular, además, la hora y media que dura el trayecto. Asà que merece la pena -a la ida- reservar una hora más con respecto a la hora prevista de llegada, por si acaso; además si llegas antes y hay sitios libres te dejan subir. A la vuelta -en nuestro caso- lo cogimos a las 7.00h., llegamos al aeropuerto a las 8.30h. y cerraban las puertas de embarque a las 10.45h., de sobra sobrÃsima. Qué decir del hotel, que no estuvo mal en general: habitación y baño limpios, con gran ventanal y techos altos, a 10 minutos caminando de la Estación Victoria y a 5 minutos caminando de la estación de metro de Pimlico; la pega el desayuno: escaso y poco variado, si algo ansiaba de Londres era poder disfrutar de su english breakfast, pues no: unas tostadas o dos mini croissants (opción A o B, no podÃan ser ambas), a elegir también café con leche frÃa (todos los dÃas les tenÃa que recordar que por favor caliente, al final llegaba templada) o té, zumo de bote y fruta (manzana o plátano, a elegir, of course).
Total, que el jueves por la tarde, el viernes y el sábado visitamos: el Buckingham Palace, Picadilly Circus, la zona del Soho (a la que volverÃamos casi a diario para cenar), Convent Garden, Trafagar Square, Notting Hill, Camden Town, el Meridiano y el mercado de Greenwich y la Torre de Londres. Candem ya no es lo que era: muchas de las tiendas de segunda mano ya no están y las han sustituido tenderetes con camisetas y artÃculos de merchandising vario, todo muy repetido… estuvimos menos tiempo del que pensábamos asà que, después de comer – éso sà sentados en unos asientos de moto superchulos- nos fuimos hacia el centro de la ciudad.
El domingo y el lunes descubrimos otros mercadillos y las tiendas de segunda mano, o de ropa vintage y las charity shop. Pero esto merece un post aparte.
Otros descubrimientos: las tiendas de sushi take away, ¡uff! Nos pusimos tibios de sushi casi todos los dÃas, para cenar, para comer, hasta para entre horas algún nigiri de salmón caÃa. La primera que encontramos fue Rice Wine Shop (japanese food) en Brewer Street, en la zona del Soho. La más barata, no está mal para un apurón pero las hay muchÃsimo mejores. Por ejemplo, las Itsu, puedes también tomar el sushi en la tienda, la que más me gustó, y las Wasabi, aquà el sushi está muy rico, pero es un poco más caro y el ambiente es muy estresante, con mucha luz y música machacona. Los postres los comprábamos en una pastelerÃa china llamada Kowloon Cake Restaurant, en Gerrard Street en el Barrio Chino, y el que triunfó fue la Sultana Bun.