Hoy ha amanecido despejado y con un solÃn otoñal muy prestoso, asà que aprovechamos para disfrutar una vez más del mercado diario de Campo de’ Fiori y conocer a Mauro, experto en especias y cocina italiana, asà que compramos varios condimentos en su enorme puesto. También, algunos libros (para un encargo de Pablo) en la librerÃa La Feltrinelli, de la Via Vittorio Emanuele II.
Luego, dirigimos nuestros pasos hacia Santa MarÃa in Cosmedin para ver La «Bocca della Verità .» Desde aquÃ, y subiendo por la Via Petroselli, llegamos a San Pietro in Vincoli, con la intención de ver el Moisés de Miguel Ãngel, pero ya eran las 12.00, hora a la que cierran (y no abren hasta las 15.00h), asà que decidimos volver en otro momento y, en su lugar, visitar Santa MarÃa Maggiore.
Seguimos caminando hacia San Carlo Quattro Fontane y pasamos por la Via Veneto hasta la Via Sistina, donde nos paramos a tomar un cappuccino y un cafe espresso en La Trinitá, parada obligatoria para disfrutar del sabor excelente del café. Ahora bien, también hay que tener paciencia con la señora que cobra (detrás de mà en la foto), igualita a Georgette, la vendedora de tabaco hipocondrÃaca de Amélie, todo un personaje que se medio mosqueó cuando le dimos un billete para cobrar porque no tenÃamos monedas (sablazo bueno el café) y nos hicimos un pequeño lÃo con el cambio, y encima la confusión fue de ella que me daba de más.
Al salir, nos acercamos a un grupo de gente que se arremolinaba a la entrada de un hotel, viendo a unas personas que bajaban de un coche y se saludaban, algunos curiosos les hacÃan fotos y como dice el dicho, ¿Dónde va Vicente…? pues allá fuimos a ver qué se cocÃa. No tenÃamos ni idea, pero Pablo se puso a hacerles fotos también. No éramos los únicos: otros que tenÃamos al lado nos preguntaron si era alguien famoso, a lo que contestamos: «No tenemos ni idea»; nos entró un ataque de risa (tanto a ellos como a nosotros). Total, que de ahÃ, bajamos la escalinata de la Piazza di Spagna y fuimos hasta la Piazza del Popolo, desde donde parten tres calles con mucho ambiente. La del centro, que pasa entre las dos Iglesias Gemelas, es la Via del Corso, una de las calles más largas y comerciales de Roma.
Ya empezaba a hacerse de noche, asà que nos acercamos hasta la Piazza Navona para ver el ambiente navideño (y de aquà no puedo contar mucho porque regaleamos, pero es sorpresa) y recorrer la Via del Governo Vecchio, donde descubrimos tres tiendas de ropa vintage (de 2ª mano, por lo menos) con cosas muy chulas, pero en la maleta ya no nos queda sitio para más, habrá que volver en otra ocasión.
De aquà nos fuimos al Trastevere a tomarnos unos trozos de pizza riquÃsimos. Y para terminar el dÃa, estuvimos en la Piazza della Rotonda escuchando a unos chicos tocando música de Mark Knopfler, (Loli, una razón más para convencer a Javi y hacer este viaje a Roma, nos acordamos mucho de él).